El arte mozárabe cantabro, en una muestra de la Fundación Santillana

La torre de don Borja, sede de la Fundación Santillana, celebra su exposición número 78 desde que en 1981 emprendiera una enorme tarea en pro de la difusión de la historia, las tradiciones y el arte de Cantabria. La muestra, inaugurada ayer, está dedicada al arte mozárabe en la región: nobles y venerables piedras, seculares estelas, capiteles y objetos diversos, junto a fotografías y maquetas ponen al visitante en contacto con un mundo no especialmente conocido que tiene sus orígenes a fines del siglo IX.

Nuevos movimientos se suceden a partir del siglo X con intenciones de quedarse baj...

La torre de don Borja, sede de la Fundación Santillana, celebra su exposición número 78 desde que en 1981 emprendiera una enorme tarea en pro de la difusión de la historia, las tradiciones y el arte de Cantabria. La muestra, inaugurada ayer, está dedicada al arte mozárabe en la región: nobles y venerables piedras, seculares estelas, capiteles y objetos diversos, junto a fotografías y maquetas ponen al visitante en contacto con un mundo no especialmente conocido que tiene sus orígenes a fines del siglo IX.

Nuevos movimientos se suceden a partir del siglo X con intenciones de quedarse bajo las montañas cántabro-astúricas, según recuerda el comisario de la muestra Enrique Campuzano, doctor en Historia del Arte y autor de los textos que acompañan el catálogo.Según él, en el siglo X tiene su fin el proceso de aculturación que sacudió la tierra de los antiguos cántabros desde la dominación romana y que en los aspectos socioeconómicos hacen extinguirse los ya escasos restos de la cultura indígena con la implantación de las leyes y costumbres de referentes hispano-visigodos que son las que pretenden recuperar las monarquías cristianas de la Reconquista.

Opina Campuzano que en este proceso han tenido mucho que ver las sucesivas oleadas de gentes que iniciaron la repoblación de los valles en lo que hoy es Cantabria, así como la generalización del cristianismo.

El arte mozárabe data del siglo X y aparece extendido por toda la Península. La valiosa información que acompaña a la muestra recoge la influencia que aquel arte llevó al Románico de lo que son muestra el tímpano de la colegiata de Cervatos, al sur de Cantabria, ciertos arcos de herradura de las colegiatas de Santillana del Mar y Castañeda y otros vestigios que aún se conservan en muchas iglesias de esta comunidad autónoma.

Un monumento

La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 31 de mayo, dedica un especial interés a la iglesia de Santa María de Lebeña (localidad cercana a Potes), prerrománica mozárabe de la llamada época de la repoblación, el monumento más representativo del arte al que ahora dedica sus salas la Fundación Santillana.La muestra pretende descubrir al visitante una serie de objetos recientemente aparecidos, algunos fortuitamente y otros fruto de la investigación que sobre aquel momento histórico y sus consecuencias materiales se está impulsando desde el museo diocesano de Santillana del Mar. Se trata, según los investigadores, de analizar y valorar estos logros y preparar nuevas excavaciones en antiguos monasterios localizados fundamentalmente en la comarca de Liébana, que pueden aportar elementos decisivos para la comprensión del estilo y arte mozárabes y también del de la repoblación.

Algunas muestras como la ermita rupestre de Cambarco, los capiteles de Santa María de Cuena y de San Román de Moroso, incluidos en la exposición, aportan nuevos datos sobre las relaciones con el arte asturiano y visigodo cuya síntesis conlleva al arte de la repoblación, del que el mozárabe es uno de sus elementos más representativos.

Piezas excepcionales del mozárabe en Cantabria se contemplan aquí como el broche de hueso hallado hace unos 10 años en Santa María de Hito, al sur de la región, y algunos modillones originales de la iglesia de Santa María de Lebeña que constituyen el culmen del arte mozárabe en España.