Crítica:TEATRO

Víctima, culpable

En realidad, es un cuentecillo: una venganza del pasado, quizá un secuestro, falso o real, y un encuentro en la no che entre dos personajes. Que pueden ser, si se apuran las circunstancias, uno solo. Una sola víctima, un solo culpable. Una queja y al mismo tiempo una agresión: tanta agresión que termina con un disparo y una muerte. Algún símbolo: una trompeta, lo difícil que es sacarle una nota cualquiera, y la especie de canto del cisne que emite cuando va a morir (dicen los naturalistas que, en realidad, es ronco y destemplado).De todo ello se sacan consecuencias de programa. El texto de pro...

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En realidad, es un cuentecillo: una venganza del pasado, quizá un secuestro, falso o real, y un encuentro en la no che entre dos personajes. Que pueden ser, si se apuran las circunstancias, uno solo. Una sola víctima, un solo culpable. Una queja y al mismo tiempo una agresión: tanta agresión que termina con un disparo y una muerte. Algún símbolo: una trompeta, lo difícil que es sacarle una nota cualquiera, y la especie de canto del cisne que emite cuando va a morir (dicen los naturalistas que, en realidad, es ronco y destemplado).De todo ello se sacan consecuencias de programa. El texto de programa de teatro va siendo un género, una forma de literatura que muchas veces tiene escasa relación con lo que se ve o se ha visto. Yo prefiero no leerlos hasta después de vista la obra; está escrito que una obra de teatro se explica por sí misma, o debe ser suficiente. De todas formas, suelen ser ilegibles: como en tantas otras cosas, los programas de teatro se hacen ya sólo con el objeto de fabricar un objeto, y no con el de ser leído o explícito, con unas declaraciones de autoría, reparto y colaboración: interesa más su colorido, la tipografía que se emplea y el precio que ha de tener.

Los motivos de Anselmo Fuentes

De Yolanda Pallín. Intérpretes: José Luis Patiño, Francisco Rojas. Escenografía y vestuario: José Luis Raymond. Diseño de iluminación: Miguel Ángel Camacho. Dirección: Eduardo Vasco. Coproducción: Yacer Teatro, Centro Dramático Nacional, INAEM y Comunidad de Madrid. Estreno en Madrid: Sala Cuarta Pared.

Suelen resultar ilegibles, con la escasa luz de las salas y la notable edad media que tienen los espectadores. No en este caso: los espectadores del estreno en la Cuarta Pared eran jóvenes, como los dos actores y como la autora. No libra a los intérpretes de un cierto amaneramiento, de un cierto deseo de "hacer teatro", de que "se les vea trabajar": aun así, pueden tener mucha más calidad que los que llevan muchos años en los escenarios.

Se puede añadir lo mismo a la joven autora: da gusto cómo monta un monólogo, y con qué buen idioma maneja el diálogo y como pretende estar a la altura del teatro. Sólo les falta, a todos, ir un poco más allá de lo conocido.

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