El rincón de Brecht

El mismo día que comenzó esta Berlinale se cumplió un siglo del nacimiento de Bertolt Brecht. Se esperaba que la programación desempolvase, en forma de retrospectiva o en forma de homenaje, algunas de las aportaciones, que no fueron sólo teóricas, del gran poeta y hombre de escena a la pantalla. Pero no ha sido así.Brecht está estos días por todas partes en Berlín, pero la Berlinale sólo ha reservado para aquel gigante un pequeño rincón en la sección Foro Internacional, cajón de sastre donde hay de todo. Ayer, en una sala de la Academia de las Artes se proyectó un convencional documento de mon...

El mismo día que comenzó esta Berlinale se cumplió un siglo del nacimiento de Bertolt Brecht. Se esperaba que la programación desempolvase, en forma de retrospectiva o en forma de homenaje, algunas de las aportaciones, que no fueron sólo teóricas, del gran poeta y hombre de escena a la pantalla. Pero no ha sido así.Brecht está estos días por todas partes en Berlín, pero la Berlinale sólo ha reservado para aquel gigante un pequeño rincón en la sección Foro Internacional, cajón de sastre donde hay de todo. Ayer, en una sala de la Academia de las Artes se proyectó un convencional documento de montaje de hora y media de duración titulado Bertolt Brecht, vida y Revolución. Lo dirige la alemana Jutta Brückner.

Pero se echa de menos en la Berlinale esa inexistente retrospectiva cuando, por ejemplo, se han desempolvado hermosas imágenes inéditas del estreno de Galileo Galilei, primero en el pequeño teatro Fortuna de Los Angeles y luego en una sala de Nueva York. Ver a Charles Laughton desenvolverse, dirigido por Joseph Losey, sobre el escenario, cuando enseña con una vela a un estudiante el funcionamiento del juego de las sombras del Sol y la Tierra en un eclipse, conmueve. Es ver nacer una antigua e imperecedera raíz del cine y del teatro modernos.