BIOLOGíA: EVOLUCiÓN DEL ADN MITOCONDRIAL

El análisis genético aclara el origen y la evolución de los perros

Cualquiera que haya visitado por primera vez una exposición canina bien surtida habrá experimentado la extrañeza que se siente al ver la asombrosa variedad de colores, tamaños, formas, carácter y tipos de pelo que hay entre las razas de perros. Cualquiera en ese caso se habrá preguntado sobre cómo y de dónde habrán podido salir tantas razas distintas. La revista Science ha publicado recientemente una investigación en la que un grupo internacional de científicos demuestra mediante pruebas genéticas que todos los perros provienen de lobos domesticados hace más de 100.000 años.Aunque ya an...

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Cualquiera que haya visitado por primera vez una exposición canina bien surtida habrá experimentado la extrañeza que se siente al ver la asombrosa variedad de colores, tamaños, formas, carácter y tipos de pelo que hay entre las razas de perros. Cualquiera en ese caso se habrá preguntado sobre cómo y de dónde habrán podido salir tantas razas distintas. La revista Science ha publicado recientemente una investigación en la que un grupo internacional de científicos demuestra mediante pruebas genéticas que todos los perros provienen de lobos domesticados hace más de 100.000 años.Aunque ya antes se sospechaba que los perros evolucionaron a partir de los lobos, no se sabía cuántas domesticaciones independientes habían ocurrido, ni si otros cánidos como los coyotes o los chacales, que pueden también cruzarse con los perros y los lobos, habían intervenido en la aparición de las distintas razas de perros.

Comparación

El trabajo que se ha publicado se basa en la comparación del ADN de grandes muestras de lobos y perros elegidos al azar. En concreto se han tomado muestras de 162 lobos (tanto salvajes como de zoológicos o museos) procedentes de América del Norte, Europa, Asia y Arabia, y 140 perros elegidos entre 67 razas puras y cinco mixtas, También se han tomado muestras de varios coyotes y chacales.

Para la comparación se ha elegido un pequeño fragmento de ADN de la mitocondria, que es un orgánulo de la célula especializado en producir energía. Con el paso del tiempo y de las generaciones, el ADN de todos los organismos va sufriendo pequeños cambios, mutaciones que hacen que las especies cambien progresivamente y evolucionen.

Los cambios que sufren las especies quedan reflejados en su ADN. Dos especies que sean muy distintas (un lobo y una pulga) tendrán más diferencias en su ADN que dos especies más parecidas (un lobo y un coyote). Por eso se dice que el ADN se comporta como un reloj molecular: la cantidad y el tipo de cambios acumulados en el ADN de dos especies permite calcular con cierta precisión el tiempo que hace que ambas especies se separaron en la evolución.

El análisis genético ha mostrado que el ADN de los perros se parece más al de los lobos que al de los coyotes o los chacales. Comparando con más detalle entre sí el ADN de los perros se han obtenido algunos resultados sorprendentes: todos los perros del mundo derivan evolutivamente de cuatro grupos principales. Esos cuatro grupos no se corresponden con distintos grupos de razas: las razas aparecieron después, y hay perros que siendo de la misma raza pertenecen a grupos distintos. En otras palabras, no todas las razas son genéticamente puras.

El 75% de los perros actuales pertenece al mismo grupo, y tienen un origen común. Derivan por tanto de la domesticación de uno o varios lobos. Otro grupo de perros deriva de un proceso de domesticación independiente.

Pocas domesticaciones

Probablemente, la domesticación de los lobos era un proceso difícil que se produjo muy pocas veces. Otros investigadores han comprobado que esto fue así también con otros animales: todas las vacas que conocemos proceden de dos domesticaciones distintas, y todas las gallinas, de una sola.

Según los cambios encontrados en el ADN de los perros y los lobos se ha calculado que la domesticación del lobo se hizo hace más de 100.000 años, mucho antes de los 14.000 años que los arqueólogos habían calculado basándose en los restos óseos.

Para explicar esta discrepancia, los autores del artículo proponen que los homínidos del pleistoceno domesticaron los primeros perros y los extendieron consigo por el mundo. Al principio estos perros serían tan semejantes a los lobos que en el registro arqueológico habrían sido clasificados como tales.

Hace 15.000 años, el cambio de sociedades nómadas a sociedades agrícolas sedentarias habría conllevado la selección de perros con distintas características, que hicieron cambiar su tamaño o su forma haciendo reconocibles sus huesos a los arqueólogos.

Rafael Flores es biólogo.

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