Los expertos sostienen que el arte de la época de Felipe II "sirvió a la propaganda católica"

El profesor, Martínez Millán afirma que "la Inquisición fue una policía religiosa"

Convertir la cultura de élite en cultura popular en favor de la ortodoxia católica. Esa fue una de las máximas de la política de Felipe II, uno de los personajes más relevantes y controvertidos de la Historia, impulsor de la Inquisición y gobernante durante un largo periodo (1543-1598) en plena expansión del Imperio. Así lo atestiguan hisoriadores reunidos durante estos días en un curso titulado Felipe II y el arte de su tiempo. El profesor José Martínez Millán, que pronunció ayer la lección inaugurai, señaló que "el arte de la época de Felipe II sirvió a la propaganda católica".

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Convertir la cultura de élite en cultura popular en favor de la ortodoxia católica. Esa fue una de las máximas de la política de Felipe II, uno de los personajes más relevantes y controvertidos de la Historia, impulsor de la Inquisición y gobernante durante un largo periodo (1543-1598) en plena expansión del Imperio. Así lo atestiguan hisoriadores reunidos durante estos días en un curso titulado Felipe II y el arte de su tiempo. El profesor José Martínez Millán, que pronunció ayer la lección inaugurai, señaló que "el arte de la época de Felipe II sirvió a la propaganda católica".

Felipe II puso en marcha un férreo Estado confesional, con la ortodoxia católica como bandera y la Inquisión como una inmensa tela de araña con ojos y oídos en los pueblos más re motos del país. Esta confesionalidad, que pervivió salvo las breves interrupciones republicanas hasta la Constitución de 1978, fue en definitiva la apues ta del monarca para garantizar el control social, mantener unido un Estado muy diverso y de fenderse frente a los enemigos exteriores. De hecho, en el siglo XVI la mayoría de reyes europeos optó por convertir la religión en una definición de Estado. Fueron los casos de la de cantación de Inglaterra por el anglicanismo o de las monarquías nórdicas por el lutera nismo."La religión justificó", comenta Martínez Millán,, "la práctica política. Es decir, que el catolicismo a ultranza obedeció más a las necesidades de la acción de gobierno que a la observancia del dogma. Buena prueba de ello es que, según nuestras investigaciones, la mi tad de libros prohibidos por Roma en 1559 no coincidía con el índice promulgado por Felipe II. El Rey se propuso fomentar la extensión del catolicismo y en esa línea figuraron las ediciones de catecismos, así como la concepción del arte al servicio de la religión. Está claro que el Barroco supuso la época de la propaganda en la arquitectura, la pintura o la escultura. Se trataba de demostrar una superioridad moral frente a los adversarios".

Control social

En opinión de los expertos, la Inquisición se convierte en el siglo XVI "en una policía religiosas y política". "Lo más terrible de la Inquisición", explica Martínez Millán, "era la sensación de control que se extendía por todo el país. En realidad, pasó a ser la organización más amplia y estructurada de aquella Monarquía católica". Para cerrar el círculo represivo los propios responsables del Santo Oficio eran al mismo tiempo los legisladores. De hecho, aparecían como jueces y ejecutores. Profesor de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid -que organiza el curso sobre Felipe II, junto con la Fundación Argentaria, que se celebra en Miraflores de la Sierra hasta el 23 de julio Martínez.Millán (Cuenca, 1954) dirige desde hace años uno de los equipos de historia dores españoles que más se ha ocupado del polémico monarca y de su época. Autor de libros como Instituciones y élites de poder en el siglo XVI (UAM) o La Corte de Felipe II (Alianza), este grupo de profesores prepara también diversos actos para conmemorar el año próximo el cuarto centenario de la muerte del rey más poderoso que ha tenido España. Los profesores Fernando Marías, que ofreció una conferencia sobre la basílica de El Escorial, y Agustín Bustamante, director del curso, abrieron ayer el ciclo junto al citado Martínez Millán. Una veintena de profesores universitarios e historiadores intervendrá durante las dos próximas semanas.

Paradigma de la leyenda negra que planeó sobre España durante siglos, Ia figura de Felipe II ha sido revisada por los historiadores en los últimos años. Intolerante y fanático, triste y tenebroso, centralista y amargado son apenas algunos de los calificativos que los últimos siglos han adjudicado a este rey en cuyos dominios nunca se ponía el sol. Martínez Millán, como otros estudiosos españoles, piensa que la historiografía franquista le hizo un flaco favor a Felipe II. "Por aquello de contrarrestar la leyenda negra.", señala, "el franquismo glorificó la figura de aquel rey. La leyenda negra sobre España ya ha desaparecido porque ahora no es necesario justificar aquella decadencia, pero la leyenda negra ha pervivido sobre el monarca".

En paralelo a esta revisión de los historiadores españoles, sus colegas extranjeros también han abordado recientemente la Figura de Felipe II con otros esquemas y, sobre, todo, sin prejuicios. Así, el británico Henry Kamen ha publicado hace unas semanas Felipe de España (Siglo XXI), donde corrige la imagen enteramente negativa que ha existido del monarca. Tras años de estudio en archivos y bibliotecas españoles, "Kamen supera todas las biografías publicadas hasta la fecha en su presentación de Felipe como hombre", según ha escrito en las páginas de este periódico el historiador británico e hispanista Hugh Thomas.

Como apostilla de las interpretaciones sobre el rey Martínez Millán concluye: "Se ha escrito mucho sobre Felipe II, pero se ha estudiado poco su figura y su trayectoria".

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