Eliseo Alberto desmenuza la vida de Cuba en un libro "triste, pero escrito sin odio"

Eliseo Alberto (1951) empezó a dudar de la revolución cubana un día de 1978. Estaba haciendo el servicio militar, y le pidieron que redactara un Informe sobre su familia: de qué hablaban, con quién, qué pensaban... El soldado Alberto no sólo hizo el informe, sino que le dijo a su padre -el poeta Elíseo Diego-: "Escribiré contra vosotros". Esa culpa ha permanecido casi 20 años en la cabeza de este poeta, novelista (La eternidad por fin comienza un lunes) y guionista de cine (Guantanamera ... ). Y ahora ha dado título a "un libro triste, pero escrito sin odio, a favor de mi familia...

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Eliseo Alberto (1951) empezó a dudar de la revolución cubana un día de 1978. Estaba haciendo el servicio militar, y le pidieron que redactara un Informe sobre su familia: de qué hablaban, con quién, qué pensaban... El soldado Alberto no sólo hizo el informe, sino que le dijo a su padre -el poeta Elíseo Diego-: "Escribiré contra vosotros". Esa culpa ha permanecido casi 20 años en la cabeza de este poeta, novelista (La eternidad por fin comienza un lunes) y guionista de cine (Guantanamera ... ). Y ahora ha dado título a "un libro triste, pero escrito sin odio, a favor de mi familia, los amigos y la isla entera". Se titula Informe contra mí mismo, lo publica Alfaguara, y fue presentado ayer en Madrid por el autor, el escritor Gonzalo Celorio y Joaquín Estefanía, que comparó el impacto de su lectura a la del libro de Reynaldo Arenas Antes que anochezca.

Pero, según dijo Alberto, su libro tiene que ver con un verso de Martí: 'Amar, he ahí la crítica', y va dirigido "tanto a los apologistas de la virtud como a los de los defectos". Sus recuerdos abarcan desde "el primer concierto de Silvio en La Habana, hacia 1967, cuando tras vender la imagen de los barbudos y la melena del Che, el gobierno mandó a los policías salir a la calle con tijeras para cortar el pelo a la gente sólo porque Bob Dylan, los Beatles y los Rolling lo llevaban largo".

La memoria de Alberto llega hasta ahora mismo, con la promulgación de la Ley Helms-Burton, "un anillo más en el aislamiento de la isla".

En medio, el escritor -que trabajó en la Escuela de Cine junto a su amigo Gabriel García Márquez- entremezcla dramáticos recuerdos personales, anécdotas surrealistas -"Paella, presidente honorífico de los balseros, trató de fugarse 17 veces y cuando ya le dejaban no se atrevió"-; poemas encendidos, denuncias de las prebendas de la nomenklatura -"una beca en Bulgaria para un hijo conflictivo, una semana gratis en Varadero..."-, y homenajes "a esa minúscula república de las letras cubanas: dos novelistas, tres poetas, seis bailarinas y tres rumberas". Todo bajo el factor isleño: "Lo único que he hecho en mi vida es recibir y despedir a gente".

Pero "lo mejor del libro", bromea, "es que incluye las críticas de mis amigos". Porque Informe contra mí mismo ha viajado ya -"y ha dolido igual en ambos sitios"- a Miami y La Habana, adonde llegó desde México. Allí vive Alberto -"en un piso 14 con mi hija de 13 años"- lo que llama "un exilio de terciopelo: hasta ahora, he podido volver cada año a ver a mi madre y mi hermana gemela. Hoy, temo que ya no podré regresar".

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