María Zambrano revive en su 'Cuba secreta'

Un grupo de amigos, discípulos y seguidores de la escritora española María Zambrano (Vélez, Málaga, 1904-Madrid, 1991) se ha reunido a lo largo de esta semana en una gran casona colonial del barrio del Vedado, en La Habana, con objeto de hablar de la vida y la obra de la filósofa y retomar su luz justo cuando se cumplen 60 años de su primer contacto con Cuba, donde vivió exiliada durante 13 años y país que consideró hasta su muerte su "patria prenatal".

Fueron cinco jornadas habaneras atestadas de mística, de anécdotas y de poesía, durante las cuales convivieron en una estancia llena de...

Un grupo de amigos, discípulos y seguidores de la escritora española María Zambrano (Vélez, Málaga, 1904-Madrid, 1991) se ha reunido a lo largo de esta semana en una gran casona colonial del barrio del Vedado, en La Habana, con objeto de hablar de la vida y la obra de la filósofa y retomar su luz justo cuando se cumplen 60 años de su primer contacto con Cuba, donde vivió exiliada durante 13 años y país que consideró hasta su muerte su "patria prenatal".

Fueron cinco jornadas habaneras atestadas de mística, de anécdotas y de poesía, durante las cuales convivieron en una estancia llena de columnas y palmeras los fantasmas de Benito Pérez Galdós, Lezama Lima, san Agustín y san Juan de la Cruz, junto a algunos amigos cubanos de María Zambrano que pertenecieron al grupo Orígenes y entre los que se encontraban Cintio Vitier, Fina García Marruz y expertos y admiradores de la obra de la escritora.María Zambrano llegó a La Habana por primera vez un día de octubre del año 1936, y esa misma noche conoció en La Bodeguita de Enmedio al escritor José Lezama Lima, quien la marcó para siempre. "Fue un encuentro sin principio ni fin", diría después María Zambrano, quien, entonces, iba de paso hacia Chile junto a su esposo, el historiador español Alfonso Rodríguez Aldave, que acababa de ser nombrado secretario de la Embajada de la República Española en ese país.

María Zambrano regresó a España un año después y, al concluir la guerra civil, recaló nuevamente en Cuba, pero por mucho más tiempo, pues vivió allí exiliada hasta el año 1953 con algunos saltos periódicos a Puerto Rico, México y Europa.

Su estancia en la isla fue definitiva en su vida y en su obra.

Sentí a Cuba poéticamente, no como cualidad sino como sustancia misma. Cuba: sustancia poética visible ya. Cuba: mi secreto", escribiría María Zambrano en 1948 en la revista Orígenes. Ocho años después, en una carta a Lezama Lima, diría: "En La Habana recobré mis sentidos de niña, y la cercanía del misterio, y esos sentires que eran al par del destierro y de la infancia, pues todo niño se siente desterrado. Y por eso quise sentir mi destierro allí donde se me ha confundido con mi infancia". Así aparece en La Cuba secreta y otros ensayos, editado y prologado por el investigador cubano Jorge Luis Arcos, uno de los tres trabajos presentados con motivo del I Encuentro sobre María Zambrano, que, bajo el título La isla en la luz, se realizó en La Habana entre el 11 y el 15 de noviembre.

Recuerdos

Fueron unos días deliciosos para los que conocieron, amaron y admiraron en vida a María Zambrano, y también para los que llegaron a ella después. Cintio Vitier y Fina García Marruz fueron protagonistas y profesores para el resto de los participantes, pues guiaron con sus recuerdos y conferencias los debates sobre el pensamiento y la obra de María Zambrano. Con timidez, Fina García Marruz aún recuerda como si fuera ayer el primer día que escuchó, con 17 años, a María Zambrano en la Universidad de La Habana. Desde aquel entonces se selló un pacto de misterio y fidelidad, que sobrevivió a la muerte de Zambrano en 1991. Fina, su marido Cintio Vitier, Eliseo Diego, Agustín Pi y el mismo Lezama se dejaron atrapar por los nuevos horizontes que les abrió en La Habana y también Zambrano quedó apresada por la "Cuba subyacente".