Entrevista:

"La renuncia sería tan traumática que es mejor que Samper se quede"

, María Emma Mejía, de 43 años, ex embajadora de Colombia en España, ex ministra de Educación y ex consejera presidencial para Medellín en la época dura de los sicarios de Pablo Escobar, es desde el pasado miércoles la nueva ministra de Relaciones Exteriores. El reto es grande: un día después de su nombramiento, Estados Unidos canceló el visado al presidente Ernesto Samper. La nueva ministra llegó al Palacio de San Carlos con un consejo de su antecesor: "En momentos como éstos, más que hacer grandes cosas, no hay que cometer grandes errores". En su despacho, repleto de flores de bienvenida, la...

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, María Emma Mejía, de 43 años, ex embajadora de Colombia en España, ex ministra de Educación y ex consejera presidencial para Medellín en la época dura de los sicarios de Pablo Escobar, es desde el pasado miércoles la nueva ministra de Relaciones Exteriores. El reto es grande: un día después de su nombramiento, Estados Unidos canceló el visado al presidente Ernesto Samper. La nueva ministra llegó al Palacio de San Carlos con un consejo de su antecesor: "En momentos como éstos, más que hacer grandes cosas, no hay que cometer grandes errores". En su despacho, repleto de flores de bienvenida, la ministra recibió a EL PAÍS.Pregunta. ¿Cómo piensa trabajar para restaurar las relaciones con EE UU?

Respuesta. Tenemos que intentar superar las desconfianzas. Colombia ha demostrado resultados importantes en la lucha contra el narcotráfico, incluida la apertura de un debate sobre la extradición. Debemos decirle a EE UU que tenemos un enemigo común, que es el narcotráfico.

P. ¿Se pueden normalizar las relaciones si el presidente está vetado?

R. Es indivisible la relación entre el presidente y su Gobierno. No se puede separar la acción de la policía, la fiscalía y el jefe de Estado; es imposible.

P. ¿Pero se pueden normalizar las relaciones?

R. No creo que normalicemos las relaciones con EE UU; no creo que sea fácil hacerlo. Creo que han llegado a un grado de deterioro, que es grave para la lucha particular que tenemos que dar las dos naciones. Espero viajar a Washington, conversar con las autoridades, repasar la agenda, establecer las reglas de juego. No se trata de pedir el visado de vuelta, sino seguir trabajando sin olvidar quién es nuestro enemigo.

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P. Una cosa es lo que dice Colombia en materia de logros y otra lo que interpreta EE UU. ¿Es suficiente el endurecimiento de las leyes contra el narcotráfico para recuperar la credibilidad?

R. Son un paso en el camino para reconstruir unas relaciones muy debilitadas. Las nuevas leyes llevarán a Colombia a tener una legislación contra las drogas parecida a la legislación internacional. No entiendo cómo Estados Unidos puede desconocer el inmenso esfuerzo que ha hecho nuestro país.. Si logramos romper ese diálogo autista, volver a la vía de la diplomacia, no ofendernos sino trabajar conjuntamente en forma pragmática, tal vez podamos recuperar la credibilidad. Lo vamos a intentar.

P. La extradición es considerada como fundamental para desnarcotizar las relaciones. ¿Hasta dónde piensa llegar el Gobierno en esta materia?

R. No sé nos puede olvidar lo que significó la extradición para Colombia. Hay un tremendo temor y terror a lo que significa regresar a ella. Eso, en otras naciones, no se entiende.

P. ¿Pero el Gobierno estaría dispuesto a revivirla?

R. Yo creo que sí. Entendemos que es una de las herramientas fundamentales contra el narcotráfico dentro de una legislación internacional. Pero. a mí me parece más importante ahora pasar los proyectos en el Congreso y abrir un debate académico sobre la extradición. Reabrir un debate que creíamos superado, porque hoy es inconstitucional la extradición y no podríamos, como quisiera EE UU, responder a la extradición de nacionales.

P. ¿Hasta dónde piensa que llegará la presión de EE UU? ¿Sanciones económicas?, ¿juicio al presidente Samper?, ¿que se repita en Colombia lo ocurrido en Panamá con Noriega?

R. Confío en que no. Creo que nuestros países tienen una relación importante. Aunque seamos un país pequeñito, somos importantes por las relaciones comerciales, pero sobre todo por una voluntad política -que tal vez las elecciones norteamericanas han desdibujado- expresada claramente por el presidente Clinton. En un Gobierno demócrata como el de Clinton no puede existir esa lectura de la América Latina intervenida; esa lectura se superó.

P. No sólo en Estados Unidos sino en muchos países el tema de la responsabilidad política es sagrado. No se entiende cómo el presidente Samper no renuncia, si hasta un juez -el que condenó al ex tesorero de la campaña samperista confirmó el ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña.

R. Entiendo que,. sobre todo en Europa, es difícil de explicar, pues en un régimen parlamentario está insertado en la mentalidad de sus nacionales que un presidente se retire. En Colombia lo ha dicho el presidente -y gran parte de los colombianos lo creen- la renuncia sería tan crítica, tan difícil y traumática que es mejor que el presidente se quede. Es importante entender también que el proceso contra el primer mandatario ha sido archivado.

P. Pero hay muchos en la, cárcel por este mismo hecho. ¿Cómo explicar que el presidente siga?

R. Creo que todos sabemos que hay indicios graves de que entró dinero del narcotráfico a la campaña electoral; pero no hay una clara responsabilidad, del presidente.

P. ¿Y la responsabilidad política?

R. El presidente es consciente de ella. Parte de esa responsabilidad es intentar reconstruir el país e intentar quedarse porque podría ser más desestabilizador su retiro.

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