La esperanza de actuar a tiempo

Si el diagnóstico genético puede aportar una esperanza en estos momentos, es la posibilidad de prevenir en algunas ocasiones, mediante un cambio de hábitos de vida, la aparición del cáncer anunciado; o también el diagnóstico precoz, que en peor de los casos, mejora la expectativa de curación.Ésas son dos aplicaciones del trabajo que realiza el equipo de genética Humana del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, con el estudio de 30 familias de afectados por poliposis cólica familiar, una forma hereditaria que representa el 6% de todos los cánceres de cólon.

Las anomalías que están buscando s...

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Si el diagnóstico genético puede aportar una esperanza en estos momentos, es la posibilidad de prevenir en algunas ocasiones, mediante un cambio de hábitos de vida, la aparición del cáncer anunciado; o también el diagnóstico precoz, que en peor de los casos, mejora la expectativa de curación.Ésas son dos aplicaciones del trabajo que realiza el equipo de genética Humana del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, con el estudio de 30 familias de afectados por poliposis cólica familiar, una forma hereditaria que representa el 6% de todos los cánceres de cólon.

Las anomalías que están buscando se encuentran en el gen PCA, localizado en el cromosoma 5 y descubierto hace apenas dos años. Descartar su presencia en el organismo servirá para tranquilizar a muchas de las familias que en la actualidad se sienten en vilo, pero encontrar a los portadores plantea el mismo dilema médico, y familiar qué camino seguir.

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Con todo, aquellas personas que ahora tienen ya la posibilidad de conocer su predisposición genética pueden beneficiarse de un seguimiento médico que detecte el mínimo cambio en su aparato intestinal, antes de que los síntomas del. cáncer se manifiesten abruptamente y sin posibilidades de actuación por parte de la medicina.

El carácter latino, dicen los facultativos, marca la diferencia a la hora de enfrentarse a la enfermedad. Mientras que muchas personas sanas integradas en los estudios españoles de detección genética manifiestan a prior¡ su rechazo a conocer el resultado, una joven británica de 21 años, con fuertes antecedentes familiares de cáncer de mama, no tenía empacho en declarar la se mana pasada la conveniencia de conocer su predisposición para planificar su vida: su matrimonio y su maternidad. Y si había que tomar la decisión de hacerse una mastectomía, se planteaba: "Más vale vivir sin pecho, que ir al ataúd con él".

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