Crece la presión de EE UU para que la UE legalice la carne hormonada

Estados Unidos vuelve a la carga en sus intentos de abrir las fronteras de la Unión Europea a las importaciones de carne engordada con procesos hormonales naturales. La Administración estadounidense entiende que las conclusiones de la conferencia sobre la utilización de hormonas en el engorde de ganado, realizada en noviembre pasado en Bruselas bajo los auspicios de la Comisión Europea, le han dado la razón y Europa debe ahora en cónsecuencia abrir sus mercados a este producto, legal en EEUU pero ilegal en el territorio comunitario.

Los científicos concluyeron entonces que la utiliz...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Estados Unidos vuelve a la carga en sus intentos de abrir las fronteras de la Unión Europea a las importaciones de carne engordada con procesos hormonales naturales. La Administración estadounidense entiende que las conclusiones de la conferencia sobre la utilización de hormonas en el engorde de ganado, realizada en noviembre pasado en Bruselas bajo los auspicios de la Comisión Europea, le han dado la razón y Europa debe ahora en cónsecuencia abrir sus mercados a este producto, legal en EEUU pero ilegal en el territorio comunitario.

Los científicos concluyeron entonces que la utilización de hormonas naturales para el en gorde no convertía la carne en peligrosa para el consumo humano, aunque reiteraron la toxicidad de las hormonas sintéticas y advirtieron contra el peligro de su utilización descontrolada dada la gran facilidad técnica con que se pueden desarrollar en laboratorio.

Estados Unidos está decidido a recurrir a la Organización Mundial de Comercio (OMC) para que haga de árbitro entre ambas partes. Bruselas responde que la nueva normativa sanitaria introducida en las negociaciones GATT pone en cuestión que la razón esté de forma tan meridianamente clara del lado americano y matiza que el quid de la cuestión está no sólo en la opinión de los científicos, sino en los dictámenes aprobados por el Parlamento Europeo -feroz enemigo del engorde a través de hormonas- y, sobre todo, en los gustos de los consumidores europeos, que se oponen a la carne hormonada, por muy legal y poco tóxica que sea.

Archivado En