La ciencia avala el engorde de ganado con hormonas naturales

Un informe para la CE podría terminar con su prohibición

Científicos de todo el mundo han llegado a la oclusión de que el engorde de ganado utilizando hormonas de crecimiento naturales y sexual (zeranol y trenbolone) no genera ningún riesgo para el hombre al consumir dicha carne. Las hormonas sintéticas del tipo beta2-agonistas, en cambio, sí son muy peligrosas tanto para el hombre como para el ganado al que se les ha suministrado.

Los científicos han llamado también la atención sobre los peligros del uso ilicito de estos sistemas sintéticos, ya que se fabrican con gran facilidad y el mercado ilegal tiene una gran dimensión.Estas son las prin...

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Científicos de todo el mundo han llegado a la oclusión de que el engorde de ganado utilizando hormonas de crecimiento naturales y sexual (zeranol y trenbolone) no genera ningún riesgo para el hombre al consumir dicha carne. Las hormonas sintéticas del tipo beta2-agonistas, en cambio, sí son muy peligrosas tanto para el hombre como para el ganado al que se les ha suministrado.

Los científicos han llamado también la atención sobre los peligros del uso ilicito de estos sistemas sintéticos, ya que se fabrican con gran facilidad y el mercado ilegal tiene una gran dimensión.Estas son las principales conclusiones, aún provisionales, de la Conferencia sobre los Factores de Crecimiento en la Producción de Carne, celebrada bajo la presidencia de la Comisión Europea pero con una dirección independiente y bajo la presidencia de Sir John Maddox, editor de la revista Nature.

Estas conclusiones abren las puertas a que en el futuro Bruselas se plantee volver a permitir el uso de hormonas naturales, prohibido en los años ochenta. Aquella decisión, en un periodo de alta producción de carne en Europa, permitió cerrar las puertas a la importaciones de otros países, especialmente Estados Unidos, que desde entonces decide sanciones comerciales periódicas contra Europa para obligar a Bruselas a cambiar de opinión.

El comisario de Agricultura, Franx Fischler, puntualizó ayer que una eventual autorización "depende no sólo de las cuestiones sanitarias, sino también de su impacto económico o medio ambiental". El ministro español y presidente de turno del consejo de ministros europeos de Agricultura, Luis Atienza, enfatizó durante la conferencia que cualquier cambio en la normativa actual "debe basarse en una justificación científica evidente que permita excluir cualquier riesgo para la salud humana y animal y que, por tal motivo, sea aceptada por todos los integrantes de la cadena de la carne".

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