PREMIO A UN DEFENSOR DE LA PAZ

Verano de 1969

Mientras la Policía cubría a la multitudDisparando hacia Falls, yo sólo soportaba

El tiránico sol de Madrid.

Todas las tardes, en el calor de olla

De mi piso, núentras sudaba mi camino a través

De la vida de Joyce, surgían los hedores

Del mercado de pescado, como el tufo de una presa de lino.

Por la noche en el bancón, rojos de vino,

Una sensación de niños en sus oscuros rincones,

Viejas con chales negros junto a ventanas abiertas,

El aire, un cañón fluyendo en español.

Hablamos mientras volvíamos a casa por los

desca...

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Mientras la Policía cubría a la multitudDisparando hacia Falls, yo sólo soportaba

El tiránico sol de Madrid.

Todas las tardes, en el calor de olla

De mi piso, núentras sudaba mi camino a través

De la vida de Joyce, surgían los hedores

Del mercado de pescado, como el tufo de una presa de lino.

Por la noche en el bancón, rojos de vino,

Una sensación de niños en sus oscuros rincones,

Viejas con chales negros junto a ventanas abiertas,

El aire, un cañón fluyendo en español.

Hablamos mientras volvíamos a casa por los

descampados iluminados por las estrellas,

Donde el charol de la Guardia Civil

Brillaba como el vientre de los peces en aguas por el lino emponzoñadas.

"Retrocedan", dijo uno, "manténgase agrupados".

Más información

Otro conjuró a Lorca desde su colina.

Nos sentamos ante casos de muerte y crónicas taurinas

En la televisión, celebridades

Llegadas desde donde lo real seguía sucediendo.

Me retiré al frescor de El Prado.

"Los fusilamientos del tres de mayo" de Goya

Cubría una pared -las armas abandonadas,

Y el espasmo del rebelde, los militares

Con casco y con mochila, la eficaz

Ráfaga de la fusilería. En la sala de al lado

Sus pesadillas, sujetas a la pared del palacio-

Oscuros ciclones, alzándose, rompiendo; Saturno

Enjoyado con la sangre de sus propias criaturas,

Caos gigante girando sus brutales caderas

Por encima del mundo. También ese lugar del duelo

En el que dos enloquecidos se apalean a muerte

Por motivos de honor, enfangados hasta la rodilla y hundiéndose.

El pintó con los puños y los codos, exhibiendo

Su corazón ensangrentado mientras la historia ataca.

-(De Norte -Ediciones Hiperión-, traducción de Margarita Ardanaz).

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