Torrente, adalid de la novela provinciana

El veterano escritor presenta en Salamanca "La boda de Chon Recalde"

Le tienen que ayudar a bajar escaleras, pero Gonzalo Torrente Ballester (Ferrol 1910) está tan mayor como lúcido e irónico. Y ayer, durante la presentación de su última novela, La boda de Chon Recalde, editada por Planeta, lo demostró. Como en la mayor parte de sus obras, Torrente recrea el ambiente provinciano. "Es el único que conozco; todas las grandes novelas, por lo menos las que se escribieron en el siglo pasado, son, provincianas", aseguró. Este ganador del Premio Cervantes y que lleva cerca de sesenta años escribiendo, reconoció ayer que sigue haciendo novelas porque la pensión de cate...

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Le tienen que ayudar a bajar escaleras, pero Gonzalo Torrente Ballester (Ferrol 1910) está tan mayor como lúcido e irónico. Y ayer, durante la presentación de su última novela, La boda de Chon Recalde, editada por Planeta, lo demostró. Como en la mayor parte de sus obras, Torrente recrea el ambiente provinciano. "Es el único que conozco; todas las grandes novelas, por lo menos las que se escribieron en el siglo pasado, son, provincianas", aseguró. Este ganador del Premio Cervantes y que lleva cerca de sesenta años escribiendo, reconoció ayer que sigue haciendo novelas porque la pensión de catedrático de Literatura de instituto no le llega para vivir. Ahora prepara otra novela.

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Si Gonzalo Torrente Ballester tuviera mañana que hablar de La boda de Chon Recalde a Sus alumnos les diría que "se trata de una ficción, como todas las demás pero más breve". Villarreal de la Mar, donde transcurre la novela, es una ciudad inventada y eligió, el apellido Recalde porque suena bien y "es de los apellidos vascos más breve". "La realidad es muy superior a lo que se escribe. El problema es que lo que se escriba tenga esa sensación", puntualiza.El escritor negó que esta novela sea autobiográfica o tenga nada que ver con su vida. "La única vez que la hice lo dije, y fue, con Dafne y ensueños". El autor de La isla de los jacintos cortados ha dictado también La boda de Chon Recalde. Ya casi no ve, pero eso no es impedimento. Después de la siesta se sienta con Fernanda, su mujer, en la sala. Ella abre el ordenador y le lee el último párrafo escrito la tarde anterior, y él le va dictando. Para corregir los textos lo hace. también de oído: "En vez de corregir a la vista, se corrige de oído. Esto ponlo así o esto de la otra manera... ". De la puntuación se encargan después sus hijos. "Antes", reconocía ayer uno de sus 11 hijos, "no nos dejaba ni acercarnos: a un texto suyo, pero ahora no puede.

Poco dinero

El autor de Los gozos y las sombras afirma que lee de la misma forma que escribe. Ahora le están leyendo la última novela de Umberto Eco, -"que por cierto no me gusta, me parece. un mal novelista"-. Asegura que no tiene dinero para pagar un secretario o secretaria. En parte, precisa que trabaja por los derechos de autor. Su pensión ("de 24 o 26.000 duros") no le llega más que para pagar la comunidad y la criada. "Para el teléfono ya no tengo". Con lo que le queda después los impuestos vive.La boda de Chon Recalde recrea el universo femenino. "Yo generalmente he tratado siempre de mujeres, los hombres no me interesan". Torrente reconoce, sin embargo, que su experiencia sobre las mujeres está basada en lo que ha leído. "Yo me aplico el verso de Machado 'ni un seductor mañero ni un bradomín he sido..."'. También esta Vez está presente el ambiente provinciano. "Es el único que conozco. Es más, Ortega y Gasset, que fue el único que mostró su preocupación por la novela, titulé uno de sus artículos De la novela género provinciano. En provincias es donde pasan las cosas. Lo que pasa en la gran ciudad sale en los periódicos. Además, el interés lo pone el novelista, no el tema".

A sus 85 años, Torrente se muestra jocoso. Sus declaraciones no son pretenciosas y acepta contestar a todas las preguntas. Posó para los fotógrafos frente a la iglesia de San Esteban sin pro .testar lo más mínimo, cada vez más viejo y por tanto más obediente", antes de requerir que le acercasen las aceitunas y un tinto. No quiere oir hablar de los premios que le han dado. "Todo eso, se acaba. Pasan 50 años y uno cae en el anonimato perfecto y nadie te lee". Sobre el premio Nobel de Literatura, qué se falla hoy, aseguró no tener candidatos. A él personalmente no le gustaría que se lo dieran. "Eso es mucho dinero y me raptarían a un nieto y eso es terrible. Prefiero ser pobre", dijo Torrente, que no recordaba si tiene siete u ocho nietos, aunque sí sabe que tiene una bisnieta.

Torrente no piensa dejar nunca de escribir. Ahora está ocupado en una nueva novela, Los años indecisos. Lleva 10 folios escritos y tiene que . ver con su Juventud. La realidad, española no le inspira lo más mínimo a la hora de escribir. "No veo, turbulencia por ningún lado. Yo sólo veo lo que pasa por la calle, la turbulencia sólo está en los periódicos. Y lo que queda al final es lo que pasa en las calles".

Torrente no escribe más de sexo por "principios". En cuestiones de talento e imaginación asegura que los hombres y las mujeres lo tienen igual. "Hay una novela excelente, Cumbres borrascosas, escrita por una mujer. Todas las de Jane Eire lo son. En Inglaterra, hay muy buenas novelistas", asegura. No tiene la costumbre de releerse ni se identifica con sus personajes de ficción, a los que definió como gente mal encarada. "Yo he sido un hombre de gente toda mi vida, un hombre vulgar, y eso no sirve para la literatura", comenta.

Vestido con una chaqueta azul marino, un pantalón gris, camisa azul y corbata, el, escritor gallego reconoce que Salamanca, donde ha vivido los últimos 20 años, es la ciudad donde le gustaría morirse.

Niega Torrente Ballester que los personajes de sus novelas se le hayan rebelado alguna vez. "Se hace con ellos lo que se quiere. Eso lo ha inventado algún escritor falto de imaginación". El escritor concluyó recordando que todo artista debe ser sencIllo. El, dijo, empezó escribiendo de una manera complicada, pero tuvo que dejarlo porque no había Dios que le leyera.

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