Patrimonio de la humanidad

El Comité Internacional de Bioética (CIB) ha elaborado para la Unesco una declaración de "protección del genoma humano", que se debatía ayer en París. Según Noelle Lenoir, presidente del CIB, supone una "reactualización de la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde los cambios producidos en el terreno de la investigación genética". El genoma humano pasa a ser "patrimonio de la humanidad", sin que eso tenga que suponer su sacralización, ya que "no quedan resumidas en él todas las manifestaciones del hombre, como los comportamientos individuales o sociales".La aprobación del texto -u...

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El Comité Internacional de Bioética (CIB) ha elaborado para la Unesco una declaración de "protección del genoma humano", que se debatía ayer en París. Según Noelle Lenoir, presidente del CIB, supone una "reactualización de la Declaración Universal de los Derechos Humanos desde los cambios producidos en el terreno de la investigación genética". El genoma humano pasa a ser "patrimonio de la humanidad", sin que eso tenga que suponer su sacralización, ya que "no quedan resumidas en él todas las manifestaciones del hombre, como los comportamientos individuales o sociales".La aprobación del texto -una carta de grandes principios que no comporta sanciones jurídicas para quienes la incumplan pero sí tiene un gran peso moral-, prevista por la Unesco para el próximo mes de noviembre, no ha sido fácil, ya que ciertos ponentes, ya fuese por razones religiosas, políticas o exclusivamente científicas, querían aumentar el control sobre los investigadores o prohibir explícitamente toda investigación sobre las células reproductoras, como era el caso de los alemanes, muy sensibles ante el peligro de prácticas eugenésicas.

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Entre los 21 puntos del documento, elaborado por un equipo internacional de 50 expertos de 35 países, pertenecientes a organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, y distintos centros de investigación, figura el que "nadie pueda ser objeto de discriminación por sus carecterísticas genéticas", y el que "nadie pueda intervenir sobre el genoma de una persona, sea con objetivo científico, terapéutico o de diagnóstico, sin el consentimiento previo, libre e informado del interesado".

Según Noelle Lenoir, el grupo de trabajo optó por una fórmula, "flexible" que "no prevé sanciones jurídicas, pero que constituye un compromiso moral fuerte para los países firmantes" según informa Efe.

La historia reciente de la ciencia ha hecho que los ponentes hayan reflexionado sobre la imposibilidad de "seguir creyendo que existe una frontera entre el descubrimiento científico en si y la responsabilidad de la aplicación de dicho descubrimiento". La responsabilidad de los investigadores es pues puesta de relieve.

Entre los puntos fundamentales está el que se refiere a que "el genoma humano es un componente fundamental del patrimonio común de la humanidad", idea que desemboca en que "la protección del genoma humano tiene por objetivo salvaguardar la integridad de la especie humana cómo un valor en sí, así como la dignidad de cada uno de sus miembros".

El objetivo prioritario de todo el trabajo sobre genética, afirma, es "el reducir el sufrimiento y aumentar el bienestar de la humanidad".

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