43 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Armiñán y Díaz-Yanes afrontan con "terror" el concurso

Los dos directores españoles presentan por primera vez una película a competición en Sán Sebastián

ROCÍO GARCÍA, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto narra la trágica lucha de una mujer en busca do, su dignidad. El palomo cojo es el, retrato de unos estrafalarios personajes a través de la mirada de un niño. Estos dos son los filmes españoles que concursan, junto a otros 13, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que se inicia hoy en la capital vasca. Sus dos directores, Agustín Díaz-Yanes, y Jaime de Armiñán, comparten en la distancia los terrores frente a un evento de este tipo. A sus 68 años y con una potente carrera cinematográfica y televisiva de...

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ROCÍO GARCÍA, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto narra la trágica lucha de una mujer en busca do, su dignidad. El palomo cojo es el, retrato de unos estrafalarios personajes a través de la mirada de un niño. Estos dos son los filmes españoles que concursan, junto a otros 13, en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que se inicia hoy en la capital vasca. Sus dos directores, Agustín Díaz-Yanes, y Jaime de Armiñán, comparten en la distancia los terrores frente a un evento de este tipo. A sus 68 años y con una potente carrera cinematográfica y televisiva detrás, Armiñán ya sabe de estos miedos "los, de siempre", dice-, aunque nunca ha concursado en San Sebastián. Sin embargo, Agustín Díaz-Yanes, más conocido como Tano, combina, con 45 años, el terror y la gloria de ver su primer filme en la sección oficial de un festival de primera.

Los dos filmes comparten también él gancho artístico de sus importantes estrellas protagonistas. En Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, Victoria Abril y Pilar Bardem dan vida a dos mujeres en busca de la redención moral de una de ellas en un modestísimo piso del extrarradio madrileño. En El palomo cojo, María Barranco, Francisco Rabal y Carmen Maura son algunos de los muchos personajes que van entrando y saliendo de la casona de una señorial población gaditana.

Ayudante de dirección y guionista de filmes como Baton rouge, Demasiado corazón, A solas contigo (los tres protagonizados por Victoria Abril) o el recién estrenado Belmonte, Díaz-Yanes se concedió toda la libertad del mundo a la hora de escribir Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. La felicidad de Gloria (Victoria Abril) se termina el día en que su marido, un banderillero de la cuadrilla de Curro Vázquez, queda minusválido tras una cogida. Se da a la bebida y decide irse a México, donde, como puta, entra en contacto con una banda de gánsteres. Su regreso y el ejemplo moral de su suegra, doña Julia (Pilar Bardem), militante comunista, le ayudará a superar su degradación. Junto a las actrices españolas, figuran en el reparto el argentino Federico Luppi y los mexicanos Daniel Giménez Cacho, Ana Ofelia M uÍrgia y Guillermo Gil.

"El guión lo escribí pensando en Victoria Abril, y sí ella me hubiera dicho no, yo no me hubiera puesto detrás de la cámara.

"El personaje que interpreta Victoria está muy por encima de lo que. se le puede pedir a una actriz. Es ella el colchón de la película. Cualquier cosa que tú inventas ella lo mejora", afirma con humildad el director, quien ahora se alegra de haber dado el salto.

En Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, que el director ha dedicado a su, madre ya fallecida, ha mezclado el neorrealismo con el thriller, sin que falte el mundo taurino, algo esencial en Díaz-Yanes, hijo del ex banderillero Michelín, ni los gánsteres, unos personajes por los que siente *especial atracción. La crónica. política subyace en el filme con un homenaje muy especial a "esas mujeres luchadoras durante el franquismo, con unos códigos morales muy arraigados, y que han sido oscurecidas, con los años", en opinión del director un ex militante comunista. La búsqueda de la dignidad y la moral alcanza a muchos de los personajes del filme, incluido, un asesino a sueldo, Federico- Luppi, quien reconoce al final de su vida la llamada de Dios. "Me interesan los personajes con problemas morales; aunque lo vi un poco peligroso, me gustaba tener un gánster algo más complejo que el simple, asesino", asegura Díaz-Yanes.

Con El palomo cojo, Jaime de Armiñán ha roto una de sus más firmes convicciones cinematográficas: realizar una adaptación literaria, algo a lo que hasta ahora se había negado, -"de las novelas se pierden las zonas literarias y quedan sólo los argumentos", dice- Armiñán no había leído la novela del mismo título de Eduardo Mendicuti cuando el productor Luis Méndez le pro. puso, en el hermosísimo estudio biblioteca donde el director trabaja en su casa, realizar el filme, "La leí, me gustó mucho, sobre todo el retrato de los personajes que realiza Mendicuti, y le pedí permiso para que me dejara entrar a saco, sin traicionarle". Después de todas estas condiciones, Armiñán accedió, y ahora está feliz.

El realizador de títulos como Mi querida señorita, El amor del capitán Brando, Stico o Mi general y de numerosas series televisivas, como Juncal, ha centrado su película en el personaje de la chacha, La Marí, que interpreta María Barranco y del que Armiñán se siente sinceramente orgulloso."El palomo cojo es una continua entrada y salida de personajes con los que nacen y mueren distintas situaciones y que provoca un ritmo muy atractivo", afirma

Aunque no se ha inventado, ningún personaje, Armiñán sí ha querido resaltar alguno que en la novela aparece como más lejano. Es el caso del tío Ricardo, interpretado por Paco Rabal. El director no ha obviado las connotaciones sexuales del niño que aparecen en la obra de Mendicutti. "He tratado de realizarlas, sin ninguna morbosidad", cuenta.

Armiñán ha tenido la suerte de poder rodar el filme en la misma casona de los abuelos de Mendicutti que aparece en la novela. "La casa es un, personaje más, y cuando le pregunté a Mendicutti sobre, ella y me dijo que existía, me llevé una gran alegría. Ahora, es un hotel y, gracias a la virtud de la productora, aprovechamos el período invernal para rodar. Ha sido realmente delicioso", explica el reafizador.

Una bisabuela, y varios toreros

R. G., Armiñán ha disfraza do al actor Zori Santos de bisabuela. Convencido de que llegada una cierta edad los hombres y mujeres se convierten en personas casi del mismo sexo, el director vio en el personaje de la bisabuela re tratado por Eduardo Mendicutti, esé que no para de hablar de sus novios bandoleros, a Zori Santos. "Si hay aIgún acierto en la película, éste es uno", dice convencído Armiñán. "La bisabuela tenla que ser enjuta, delgadita, poquita cosa, y ahí estaba para dar ese papel Zori Santos, que está espléndido. Los que no lo sepan, no se darán cuenta. Él está encantado porque a todos los actores les gusta hacer de lo que no son".

En un gesto torero que le honra, Agustín Díaz-Yanes ha querido que ese mundo del toreo que tanto ama tenga un hueco en su primer filme. El hijo del banderillero Michelín ha reunido ante la plaza de Las Ventas, de Madrid, y en torno a una viuda de riguroso luto, a matadores y banderilleros a los que adora. Así, Antoñete, Curro Vázquez, Macareno, Pacorro y Agustín Díaz, Michelín, aparecen junto a Victoria Abril en una escena de la película.

Tanto El palomo cojo como Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto son ejemplos de una producción media del cine español. El palomo cojo, producida por Luis Méndez, de Lotus Films, ha tenido un presupuesto de unos 250 millones de pesetas y se rodó a lo largo de casi siete semanas en la casona de Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, que perteneció a los abuelos del escritor Mendicutti. Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, producida por Flamenco Fitms-Xaloc Filins, ha contado con 300 millones de pesetas y su rodaje se ha dividido entre Madrid y México.

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