Una cena con la aristocracia local

Un hotel con vistas al mar, donde pernoctaron el viernes, sirvió de refugio a los Rolling hasta avanzada la tarde. La llovizna con la que amaneció la ciudad (el tradicional orbayu), el cielo nublado, que persistió a lo largo de la jornada, y una brisa a ratos desapacible no favorecieron la esperada visita de la mítica banda por los rincones más típicos de Gijón, desbordado ayer por 45.000 inusuales visitantes.Sólo en la noche del viernes, poco después de su llegada a Asturias, el líder del grupo, Mick Jagger, y su esposa, Jerry Hall, acompañados por otro de los Stones, el batería Charlie Watts...

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Un hotel con vistas al mar, donde pernoctaron el viernes, sirvió de refugio a los Rolling hasta avanzada la tarde. La llovizna con la que amaneció la ciudad (el tradicional orbayu), el cielo nublado, que persistió a lo largo de la jornada, y una brisa a ratos desapacible no favorecieron la esperada visita de la mítica banda por los rincones más típicos de Gijón, desbordado ayer por 45.000 inusuales visitantes.Sólo en la noche del viernes, poco después de su llegada a Asturias, el líder del grupo, Mick Jagger, y su esposa, Jerry Hall, acompañados por otro de los Stones, el batería Charlie Watts, abandonaron las instalaciones del hotel para desplazarse a la cercana parroquia de Deva, donde cenaron en la mansión propiedad del conde de Revillagigedo, Alvaro Armada, cuya amistad con Jagger se remonta a varias décadas atrás. Apenas han trascendido detalles de esta cena íntima, a la que asistieron miembros de las familias Armada y Cañedo, otro de los apellidos de la aristocracia asturiana.

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Los Rolling llegaron al estadio de El Molinón con alguna anticipación, cuando ya miles de, espectadores cercaban las instalaciones bajo la atenta vigilancia policial y cuando el murmullo de la reventa de entradas cotizaba ya a la baja. A esa hora, todo estaba preparado en los bajos del estadio para amenizar la espera del grupo y de los familiares y amigos que les acompañan, hasta el anhelado momento de su irrupción sobre el escenario. .Billar y salón vudú

Varias salas habían sido acondicionadas la víspera con las peticiones más habituales de los Rolling: vídeojuegos, máquinas de flipper, mesas de billar americano, un gimnasio y el salón vudú que les acompaña en la gira con todo el despliegue de santería espiritista propia de este culto afrocristiano de origen esclavista y caribeño: murciélagos, calaveras, velas y lagartos de plástico, evocadores de la simbología que da nombre a la gira, Voodoo Lounge, título del último disco de la banda, que está conmoviendo el mundo del rock y ayer hizo vibrar un estadio repleto de enfervorizados seguidores.

El alcalde de la ciudad Vicente Álvarez Areces, no ocultó a lo largo de la jornada su satisfacción tanto por el éxito de la venta de entradas, como por el eco que el concierto, y con él la ciudad de Gijón, han encontrado en todos los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales. La primera autoridad local anunció ayer que. la venta de entradas (los 45.000 billetes se agotaron hace cinco meses, al tercer día de su puesta a la venta) permitirá cubrir no sólo los gastos del acontecimiento (220 millones de pesetas), sino también obtener un pequeño beneficio, que será "reinvertido en la ciudad", declaró Álvarez Areces.

El alcalde gijonés anunció la pretensión de la corporación de seguir organizando espectáculos con otras viejas leyendas del rock, como Tina Turner, David Bowie, Dire Straits, Bruce Springteen, Prince, Bob Dylan, Deep Purple y Sting.

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