LA CRISIS DE LAS ESCUCHAS

"El riesgo de no manejar la información secreta con normas éticas es muy grande"

"Evidentemente, hay que estar informado para poder decidir mejor y esa información tiene que tener sus propios instrumentos, sobre todo porque es una tarea en la que el riesgo de no ejercerla con normas éticas es muy grande y hay que tener las ideas muy claras".

Así se refería el entonces general Javier Calderón al papel de los servicios secretos, en una entrevista publicada en junio de 1988 por la Revista Española de Defensa, órgano oficial del Ministerio de Defensa.

Al contrario que otros militares, que eluden su paso por el Cesid, Calderón nunca ocultó su larga etapa en el...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"Evidentemente, hay que estar informado para poder decidir mejor y esa información tiene que tener sus propios instrumentos, sobre todo porque es una tarea en la que el riesgo de no ejercerla con normas éticas es muy grande y hay que tener las ideas muy claras".

Así se refería el entonces general Javier Calderón al papel de los servicios secretos, en una entrevista publicada en junio de 1988 por la Revista Española de Defensa, órgano oficial del Ministerio de Defensa.

Al contrario que otros militares, que eluden su paso por el Cesid, Calderón nunca ocultó su larga etapa en el centro.

"Era un mundo absolutamente desconocido para mí, pero aquí pasé bastantes años. En realidad, existe un gran desconocimiento por parte de la propia profesión [militar] que me hizo comprender que hay que cargar con la cuota de una cierta incomprensión por los intereses de la defensa nacional. Todo el mundo ha oído hablar de ella, pero no se sabe muy bien lo que allí se hace. Esta tarea informativa es totalmente necesaria para un Estado si quiere conservar su soberanía", afirmaba.

Más información

Natural de Dosbarrios (Toledo), de clase media baja, sin antecedentes militares en la familia, Calderón dedicó la última etapa de su carrera a la reforma de la enseñanza castrense, como director de la Academia General Militar (en la que sucedió, con cinco anos de diferencia, a su antiguo maestro Luis Pinilla) y como director general de Enseñanza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Su último destino fue el mando de personal del Ejército de Tierra, desde el que tuvo que aplicar la polémica Ley del Personal Militar, lo que granjeó lo hostilidad de un amplio sector de militares, que nunca le profesaron simpatía.

Archivado En