El retorno de los palestinos expulsados por Israel 1967 pone a prueba el maltrecho proceso de paz

Los jefes de la diplomacia de Jordania, Ablel Karim Kabariti; de Egipto, Amr Moussa; e Israel, Simon Peres, junto al jefe de los negociadores palestinos, Nabil Shaat, comenzaron ayer en Ammán una reunión para discutir la repatriación de más de 800.000 palestinos expulsados de sus hogares en Israel por la guerra de los Seis Días, en 1967. Los árabes y los palestinos consideran vital esta negociación para el futuro del maltrecho proceso de paz, mientras Israel se niega a una vuelta masiva de refugiados en nombre del "realismo".

"El derecho de los desplazados palestinos a regresar a sus ca...

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Los jefes de la diplomacia de Jordania, Ablel Karim Kabariti; de Egipto, Amr Moussa; e Israel, Simon Peres, junto al jefe de los negociadores palestinos, Nabil Shaat, comenzaron ayer en Ammán una reunión para discutir la repatriación de más de 800.000 palestinos expulsados de sus hogares en Israel por la guerra de los Seis Días, en 1967. Los árabes y los palestinos consideran vital esta negociación para el futuro del maltrecho proceso de paz, mientras Israel se niega a una vuelta masiva de refugiados en nombre del "realismo".

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"El derecho de los desplazados palestinos a regresar a sus casas está bien establecido en la Declaración de Principios firmada entre la Organización para la Liberación de Palestina e Israel y en el tratado de paz entre Jordania e Israel. Lo que falta es establecer la fecha para su regreso", afirmó Nabil Shaat, tras entrevistarse con el rey Hussein de Jordania.Los ministros árabes consideran vital estas negociaciones para el proceso de paz. Para Abdel Karim Kabariti, responsable de la diplomacia jordana, "la repatriación de los refugiados, repatriados y desplazados es un derecho humanitario que no puede ser sustituido por compensaciones". El ministro israelí de Exteriores, por su parte, pidió una "solución realista" del problema por considerar que un retorno masivo planteará problemas sociales, económicos y de seguridad.

Entre tanto, en Israel un nuevo problema ha caído sobre las espaldas del primer ministro Isaac Rabin: la sopecha de que algunos miembros de su partido, el Laborista, recurrieron a fondos ajenos para alcanzar posiciones de poder. Ese escándalo añade nuevos elementos para la caída de popularidad del Gobierno Rabin.

La policía investiga si fondos de la poderosa federación sindical Histadrut sirvieron para financiar ilegalmente, pero contribuyendo al éxito, las candidaturas de algunos correligionarios de Rabin en las elecciones de 1992. Tradicional bastión del laborismo, Histradut representa al 67% de la fuerza de trabajo israelí.

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