PCR de patente española

La tristeza del naranjo no es sicológica; está causada por un virus y su diagnóstico, como el del bronceado del tomate es de vital importancia para la agricultura. La PCR es muy poco usada en plantaciones por su lentitud cuando hay que analizar una por una 50.0000 plantas. Investigadores del INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias) encontraron de forma casual y han patentado recientemente un método que resuelve el problema y que también funciona con virus humanos y animales.”Con la PCR convencional se tardaría unas dos semanas en saber qué plantas de un cultivo están infectadas; c...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La tristeza del naranjo no es sicológica; está causada por un virus y su diagnóstico, como el del bronceado del tomate es de vital importancia para la agricultura. La PCR es muy poco usada en plantaciones por su lentitud cuando hay que analizar una por una 50.0000 plantas. Investigadores del INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias) encontraron de forma casual y han patentado recientemente un método que resuelve el problema y que también funciona con virus humanos y animales.”Con la PCR convencional se tardaría unas dos semanas en saber qué plantas de un cultivo están infectadas; con nuestra técnica, un par de días”, explica Fernando Ponz, director del departamento de virología del INIA. La innovación se basa “en habernos dado cuenta de que uno de los pasos que más ralentizaban el proceso simplemente no era necesario. Y lo cierto es que no sabemos por qué, pero funciona”.

Más información

La PCR permite copiar miles de millones de veces en una tarde el material genético de un virus, pero el tratamiento específico que requiere cada muestra obliga en el caso de las plantas a recurrir a métodos más automatizados aunque menos fiables. El más extendido es el de detección del virus por anticuerpos monoclonales (llamado ELISA).

La PCR-INIA combina ambos métodos -algo ya ensayado por otros científicos- y empieza con la captura del virus, que queda retenido en una placa, por los anticuerpos contra su cubierta proteínica. “El abordaje tradicional era tratar de abrir esa cubierta para llegar al ácido nucleico, y para eso hacen falta complicadas operaciones de laboratorio”, dice Ponz. Un día, “observamos que salió PCR en una placa a la que no habíamos hecho nada: no hacía falta abrir la cubierta del virus para que se produjera la reacción”. “Es como coger el regalo sin abrir el paquete”, continúa. “De esta forma todo se hace en el mismo pocillo, incluso la lectura de los resultados mediante la adición de un reactivo que haga fluorescer el material genético copiado cuando se ilumina con luz ultravioleta [para ver si está el virus]”.

Archivado En