42 FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN

Dos falsos melodramas mejoran la programación

Un filme chino de buena factura técnica, Pólvora roja, pólvora verde, de He Ping, y la última travesura del chilenofrancés Raúl Ruiz, Fado, mayor y menor, animaron ayer un tanto la mortecina sección oficial. Ambos podrían situarse bajo la etiqueta del melodrama, sino fuera porque los dos muestran considerables divergencias respecto a. los modelos canónicos. Quien: Sí los tiene en cuenta, y no precisamente para respetarlos al pie de la letra, es el excelente Arturo Ripstein, cuya La mujer del puerto se demuestra un extraordinario ejercicio de estilo y de revisión a fondo de...

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Un filme chino de buena factura técnica, Pólvora roja, pólvora verde, de He Ping, y la última travesura del chilenofrancés Raúl Ruiz, Fado, mayor y menor, animaron ayer un tanto la mortecina sección oficial. Ambos podrían situarse bajo la etiqueta del melodrama, sino fuera porque los dos muestran considerables divergencias respecto a. los modelos canónicos. Quien: Sí los tiene en cuenta, y no precisamente para respetarlos al pie de la letra, es el excelente Arturo Ripstein, cuya La mujer del puerto se demuestra un extraordinario ejercicio de estilo y de revisión a fondo del catálogo temático del género.Pólvora roja narra una historia claustrofóbica situada en un momento indeterminado del pasado. La jefatura del poderoso clan Cai, que ha hecho ancestralmente su fortuna con la fabricación de cohetes, ha recaído en una chica de 19 anos a quien tratan como a un hombre. La llegada de un pintor convulsionará la vida cotidiana del clan, al tiempo que despertará los instintos de la joven. Es una miniatura preciosista, un tanto académica -como es norma en la mayor parte de los filmes de la selección oficial- aunque no descartable en el palmarés final.

Quien seguramente lo tendrá peor con los gustos del jurado es Raúl Ruiz. Pero este cronista debe confesar que este ejercicio de fina desmontaje de los estilemas del melodrama -es un filme en el cual los actores hablan e interpretan como en un mélo, la música suena arrebatada y romántica, las situaciones son dramáticas, sólo que lo que se dice es deternillante-, apoyado en una banda sonora primorosa, le atrajo poderosamente. El cine del chileno sigue manteniendo sus constantes: provocador, irónico, surreal, poderosamente visual, una incitación constante a participar en el juego que sus bellas imágenes proponen. Podrá gustar más o menos , pero nadie le puede negar su sana insolencia, su espíritu lúdico, su extrema inteligencia. Como tampoco se le puede negar al mexicano Arturo Ripstein su fructífero retorno, una y otra vez, al terreno del melodrama. La mujer del puerto, inspirado en un cuento de Maupassant, es un filme muy complejo contado desde tres ángulos distintos. Nada falta en este arriesgadísimo filme: amores incestuosos, abortos, celos, destrucción y muerte. Arturo Ripstein los muestra con respeto, desde dentro y sin ahorrar nada.

Su estructura, apoyada en un excelente guión de Paz Alicia Garciadiego, es de una audacia extraordinaria, sus actores bordean lo sublime en unas situaciones sencillamente atroces y la puesta en escena resulta de una proverbial elegancia.

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