Los choques ínterétnicos se extienden a la zona de Burundi cercana a Ruanda

Los sangrientos conflictos interétnicos de Ruanda se están extendiendo al vecino Burundi, poblado también por tutsis y hutus, aunque los primeros son mayoritarios en este país. La radio de Bujumbura anunció ayer que uñas 200 personas habían muerto durante los últimos días en choques entre miembros de las dos comunidades, especialmente en la zona de Mbuye, en el noroeste del país, donde el flujo de desplazados procedentes de Ruanda provoca tensiones.

Dos campos de refugiados han sido instalados en esta región. Periodistas locales afirmaron que las autoridades de la zona habían perdido el...

Los sangrientos conflictos interétnicos de Ruanda se están extendiendo al vecino Burundi, poblado también por tutsis y hutus, aunque los primeros son mayoritarios en este país. La radio de Bujumbura anunció ayer que uñas 200 personas habían muerto durante los últimos días en choques entre miembros de las dos comunidades, especialmente en la zona de Mbuye, en el noroeste del país, donde el flujo de desplazados procedentes de Ruanda provoca tensiones.

Dos campos de refugiados han sido instalados en esta región. Periodistas locales afirmaron que las autoridades de la zona habían perdido el control de la situación o habían huido, y que nadie parecía capaz de restablecer el orden.Interrogado por teléfono desde Bruselas por la radio belga, el presidente interino de Burundi, Sylvestre Ntibantuganya, reconoció implícitamente la existencia de los enfrentamientos y añadió que las Fuerzas Armadas estaban intentando hacerse con el control de la situación. El jefe de Estado, un hutu, recalcó que su país debía hacer frente a los des equilibrios provocados por la llegada de unos 200.000 refugiados del país vecino.

Mientras tanto, en Ruanda, el nuevo Gobierno. se reunió ayer en Kigali para examinar los dos problemas más urgentes: la vuelta de los refugiados y la seguridad en el país. El nuevo Ejecutivo reiteró su llamamiento a la vuelta de los que han huido hacia los países vecinos, a la vez que recordaba que la política de "reconciliación nacional" anunciada por las nuevas autoridades no debía significar la impunidad para los autores de las matanzas.

Los primeros desacuerdos, sin embargo, aparecen en el seno del nuevo poder. El presidente, Pasteur Bizimungu, estima que las elecciones no se celebrarán antes de un plazo de "por lo menos cinco años". Su primer ministro, Faustin Twagiramungu, no comparte, sin embargo, esta opinión y exige que la decisión al respecto sea tomada por un Parlamento de 80 diputados, nombrados por los partidos políticos, que debe normalmente entrar en funciones en agosto.

Por otra parte, en el frente humanitario, se espera en Ruanda la llegada de la avanzadilla del dispositivo de ayuda norteamericano. El comandante en jefe de las fuerzas de Estados Unidos en Europa, George Joulwan, anunció ayer en Stuagart que su país tenía previsto desplegar en Ruanda un total de 2.000 militares especializados en logística y ayuda a los civiles. Unas horas más tarde, sin embargo, la portavoz de la Casa Blanca, Dee Dee Myers, aseguró, sin desmentir la noticia, que la decisión al respecto no había sido formalmente tomada todavía.

Fuentes militares precisaron ayer que las fuerzas norteamericanas tienen previsto transferir a partir de hoy su cuartel general, instalado provisionalmente en Entebbe, en Uganda, a Kigali. La operación se realizará en estrecha cooperación con las nuevas autoridades ruandesas, añadieron. Estados Unidos renunció definitivamente a mandar la ayuda en paracaídas y la despachará por tierra desde Kigali.

Por otra parte, el Consejo General de los Hermanos Maristas anunció ayer en Roma que uno de sus miembros, el misionero británico Chris Mannion, de 43 años, ha desaparecido en Ruanda, adonde volvió el pasado 29 de junio, y del que no se tiene noticias desde el 1 de julio.