EE UU logra un pacto para desnuclearizar Ucrania

Yeltsin asegura en Moscú que Rusia participará en la Asociación para la Paz auspiciada por la Alianza Atlántica

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su colega norteamericano, Bill Clinton, firmaron ayer un acuerdo tripartito presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, para eliminar todos los misiles nucleares estratégicos en el territorio de esta república ex soviética. En la cumbre que concluyó ayer en Moscú, Yeltsin dió el beneplácito del Kremlin para participar en el programa de una Asociación para la Paz auspiciado por la Alianza Atlántica. Ambos presidentes han hecho verdaderos equilibrios para armonizar un nuevo nivel de colaboración mutuo con la exacerbada sensibilidad nacionalista rusa.

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El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su colega norteamericano, Bill Clinton, firmaron ayer un acuerdo tripartito presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, para eliminar todos los misiles nucleares estratégicos en el territorio de esta república ex soviética. En la cumbre que concluyó ayer en Moscú, Yeltsin dió el beneplácito del Kremlin para participar en el programa de una Asociación para la Paz auspiciado por la Alianza Atlántica. Ambos presidentes han hecho verdaderos equilibrios para armonizar un nuevo nivel de colaboración mutuo con la exacerbada sensibilidad nacionalista rusa.

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"He reafirmado el más fuerte apoyo de Estados Unidos al compromiso de Rusia con la democracia y la transición a una economía de mercado", dijo Clinton en una conferencia de prensa conjunta con Yeltsin en el Kremlin. "La historia está del lado de los reformistas" en Rusia, dijo el lider norteamericano que prometió apoyo económico, político y de seguridad a Yeltsin. Este reiteró su voluntad de seguir adelante con la política de reforma económica y descartó que el resultado de las elecciones de diciembre supusiera un rechazo popular al curso gubernamental.El fantasma del nacionalismo despertado por la victoria de VIadímir Zhirinovski flotaba ayer en la sala del Kremlin que fue la sede del Parlamento de la desaparecida Unión Soviética.

Tanto Clinton como Yeltsin se esforzaron por dar la impresión de que la cordialidad de sus relaciones no implica ningún intento de dictar condiciones por parte del primero, ni de subordinación a los intereses norteamericanos por parte del segundo. "He venido aquí como amigo e interlocutor", manifestó Clinton, que se refirió a las "criticas" recibidas por Yeltsin por su relación con Estados Unidos. "Se ha dicho que nosotros tratamos de dirigir y no es verdad", señaló. "Tenemos diferencias", dijo en otro momento Borís Yeltsin, refiriéndose en este caso a la política en relación a Bosnia.

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Clinton y Yeltsin se pusieron de acuerdo en la necesidad de crear un nuevo sistema europeo de seguridad, abierto a todos, no discriminador y orientado a la colaboración práctica en el terreno político y de seguridad, según el comunicado conjunto de la cumbre.

El proyecto de Asociación para la Paz, aprobado por la OTAN en Bruselas, supone un importante elemento de la nueva arquitectura de seguridad que se forma en Europa", señala el mismo documento, en el que se expresa la intención de Rusia de participar activamente en la Asociación para la Paz y concertar un acuerdo que abra el camino a una amplia e intensa colaboración de Rusia con la OTAN como socio.

Pese a la buena disposición inicial de Yeltsin hacia la Asociación para la Paz, Rusia no está aún madura para integrarse plenamente en un esquema de seguridad derivado de la ampliación de la OTAN.

Medios próximos al líder ruso dijeron ayer a este periódico que la postura del Kremlin hacia la Asociación para la Paz no está aún elaborada, y el mismo Yeltsin enmarcó esta iniciativa en contextos más globales, señalando que se trata de "una de las variantes de la construcción de Europa, pero no la única".

Yeltsin dijo que no había que olvidar a la ONU y a la Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa. El líder ruso parecía aliviado por la actitud de la OTAN que se ha abstenido de aceptar nuevos miembros de forma individual. "Llegará el momento en que Rusia y otros países podrán incorporarse juntos en un paquete común y esto garantizará la seguridad para todos".

En un simbólico gesto difícil de verificar en la práctica, Moscú y Washington suscribieron un acuerdo para cambiar los blancos de sus misiles de largo alcance, que a partir del 30 de mayo ya no se apuntarán mutuamente. "Por primera vez desde los comienzos de la época nuclear los dos países no dirigirán cotidianamente sus fuerzas nucleares de forma que presuponga que son enemigos", señalaba una declaración norteamericana sobre el acuerdo, que afecta a unas 3.500 cabezas nucleares por cada lado e incluye los 176 misiles situados en territorio de Ucrania, dado que éstos están bajo control operativo de Rusia.

Clinton y Yeltsin planean medidas enérgicas para evitar la proliferación nuclear y abogan por una prolongación indefinida e incondicional del Tratado de No Proliferación (TNP) en 1995 y una prohibición sobre la producción de materiales de fisión para armas nucleares, en otro documento conjunto firmado ayer. Ambos líderes exhortaron a Corea del Norte a respetar sus obligaciones en el marco del TNP.

Estados Unidos se comprometió a comprar el uranio enriquecido de las cabezas nucleares de Ucrania y Rusia para convertirlo en combustible para centrales nucleares comerciales mediante un contrato por valor de 12.000 millones de dólares.

Yeltsin lamentó la "falta de entusiasmo" internacional por el deseo de Rusia de intervenir para "mantener la estabilidad" en el territorio ex soviético.

La visita de Clinton a Moscú marcó el fin de una etapa de titubeos en la Administración norteamericana ante la reforma económica en Rusia. A través de la televisión, Clinton se dirigió a las nuevas generaciones rusas y dio un espaldarazo a Borís Yeltsin.

Clinton contestó negativamente a quien le preguntó si querría cambiar de puesto con Yeltsin. "El presidente Yeltsin se parece mucho a mí", afirmó, puntualizando que tanto uno como otro están orgullosos de sus respectivas nacionalidades.

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