San Sebastián acoge con entusiasmo la apertura del centro cultural KoIdo Mitxelena

El KM tiene fonoteca, hemeroteca y videoteca y una biblioteca de 120.000 libros

Los donostiarras estrenan estos días, con indisimulada satisfacción, el KM (KoIdo Mitxelena), un centro cultural cálido y luminoso, de bella y singular factura, llamado a galvanizar las inquietudes de una ciudad que, pese a protagonizar los grandes acontecimientos del verano Musical, festival de cine y de jazz-, no, ha dispuesto de los equipamientos necesarios para justificar el título, algo retórico, de capital cultural de Euskadi. El reconocimiento es tan general que no existen prácticamente voces discrepantes, cuando es sabido que, en las actuales circunstancias, las instituciones vascas di...

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Los donostiarras estrenan estos días, con indisimulada satisfacción, el KM (KoIdo Mitxelena), un centro cultural cálido y luminoso, de bella y singular factura, llamado a galvanizar las inquietudes de una ciudad que, pese a protagonizar los grandes acontecimientos del verano Musical, festival de cine y de jazz-, no, ha dispuesto de los equipamientos necesarios para justificar el título, algo retórico, de capital cultural de Euskadi. El reconocimiento es tan general que no existen prácticamente voces discrepantes, cuando es sabido que, en las actuales circunstancias, las instituciones vascas difícilmente se embarcarían hoy en un proyecto que ha costado cerca de 2.000 millones de pesetas.

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La acogida popular al KoIdo Mitxelena, el gran lingüista y auténtico intelectual guipuzcoano fallecido hace seis anos, muestra que ésta es una de esas obras que conectan directamente con las necesidades de la gente, que constatan la existencia latente de una demanda cultural insatisfecha.El Koldo Mitxelena ha constituido una grata sorpresa que permite a San Sebastián equipararse, desde sus dimensiones propias, con aquellas capitales dotadas de modernas instalaciones para el encuentro en la cultura y el arte.

Desde su inaguración, el pasado día 5, cientos de ciudadanos ocupan permanentemente las salas de lectura, consulta e investigación de la biblioteca de 120.000 volúmenes, de la foneteca, hemeroteca y videoteca y se reparten por las salas de exposiciones y el salón de actos. La biblioteca del nuevo centro, con 20 terminales informáticas de consulta, cuenta ya con más de 2.000 solicitudes del carné de socio, a razón de unos 200 por día.

Pinturas de Regoyos, Arteta, Ruiz Balerdi, Vazquez Díaz, Ameztoy, Tellaeche y esculturas de Oteiza, Nagel, Mendiburu, Basterretxea, entre otros, se exhiben estos días en la espléndida selección de arte guipuzcoano del presente siglo con que la Diputación de la provincia se ha sumado al acontecimiento.

Un buen ejemplo

Si las instalaciones, el mobiliario, los equipos y los sistemas de microfilmación, de lector-reproductor, los monitores de vídeo y reproductores de audio, el servicio de telelupa para los disminuidos visuales, dan un nivel de equipamiento de alta calidad, el edificio del KM constituye, en sí mismo, un depurado ejemplo de hacer arquitectónico, de sabia aplicación a las funciones a las que ha sido destinado.Construido dentro de los muros que albergaron a la Escuela de Ingenieros, en el centro de San Sebastián, entre la catedral del Buen Pastor y el edificio de Correos, todo él ha sido concebido, por los arquitectos Ángel de La Hoz y Cristina Fontán, bajo la búsqueda obsesiva de la luz natural. La luz cae desde lo alto a través de los cristales lechosos del techo y recorre transversalmente todo el conjunto en sus tres niveles y sus tres patios.

Edificio moderno construido dentro de un edificio clásico, el centro KoIdo Mitxelena combina armoniosamente la modernidad de las instalaciones, del diseño y de la abundancia de luz con unos muros de carga que le dan una sensación de antigüedad. Precisamente, la dificultad mayor de la obra, según explica el propio Ángel de La Hoz, ha estado en la necesidad de perforar esos sólidos muros de 70 centímetros de espesor, en las limitaciones físicas impuestas por el corsé de la estructura original. En esa búsqueda incesante de la luz natural, De La Hoz y Fontán han vaciado los forjados, abierto ventanas para que las crujías sirvieran adecuadamente de salas de lecturas y levantado escaleras diagonales con barandillas de cristal.

Frente a los suelos de mármol blanco que cubren la áreas de paso, los paneles y revestimientos de madera con resinas fenólicas de las áreas de lectura, los estucos y la propia arenisca de los muros transmiten la sensación de calidez a lo largo de 7.000 metros de superficie construida, incluidos los sótanos.

La composición del nuevo centro cultural es compleja, pero también funcional, diseñada con el propósito de obtener la máxima limpieza y la menor carga posible. Al contrario de lo que ocurre en muchas bibliotecas de similar envergadura, los fondos generales, unos 120.000 volúmenes, y los discos y vídeos resultan tan accesibles que cabría temer por su destino inmediato sino fuera por los controles magnéticos anti hurto existentes.

Para conseguir ese acceso sin intermediarios ni ayuda, esa inmediatez, característica de las librerías, los autores del proyecto ha levantado entreplantas a media anchura en los espaciosos pasillos hasta convertir a estas áreas en verdaderas estancias.

Sobriedad y elegancia

El edificio, diseñado originalmente por Cortázar -heredero de uno de los principales inspiradores del Ensanche donostiarra- y por Elizalde, en 1897, es un ejercicio de sobriedad y elegancia de líneas aunque el refinamiento estético no ha sido sacrificado a la austeridad. Basta observar que la escalera cilíndrica interior, de uso exclusivo de los empleados, es un bello elemento estucado de azul que se sólo se muestra a los ojos del público en algunos tramos de su parte exterior, como motivo de composición.En la tercera planta, amansardada, dedicada a exposiciones, el aire acondicionado surge del suelo a través de un sistema de dispersores, trayectorial helicoidad e impulso controlado, que consiguen crear un microclima en una banda limitada de dos metros de altura. La obra del KoIdo Mitxelana, que incluye tres escaleras y dos líneas de ascensores, ha costado 1.400 millones y de tres años de trabajo, los mismos que costó hace 100 años levantar el edificio original.

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