París, última etapa

"París ha sido la última etapa de una negociación iniciada hace meses", declaró ayer el embajador de Israel en Francia, Yehuda Lankry, al hacerse público que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel habían llegado al acuerdo de mutuo reconocimiento.La reunión entre las dos partes se celebró en el hotel Bristol, un lujoso edificio próximo al palacio del Elíseo, residencia oficial del presidente François Mitterrand, y a las embajadas de Estados Unidos y del Reino Unido.

Que la reunión se celebraba en París se sospechó desde el momento en que la Embajada Norueg...

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"París ha sido la última etapa de una negociación iniciada hace meses", declaró ayer el embajador de Israel en Francia, Yehuda Lankry, al hacerse público que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) e Israel habían llegado al acuerdo de mutuo reconocimiento.La reunión entre las dos partes se celebró en el hotel Bristol, un lujoso edificio próximo al palacio del Elíseo, residencia oficial del presidente François Mitterrand, y a las embajadas de Estados Unidos y del Reino Unido.

Que la reunión se celebraba en París se sospechó desde el momento en que la Embajada Noruega en Francia reconoció la presencia en la capital gala del ministro noruego de Exteriores, Johan Joergen Holst, el hombre que ha sabido actuar como intermediario durante todo el periodo de la negociación en Oslo.

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Uri Savir y Zoel Zinger, los dos diplomáticos israelíes que participaron en las conversaciones, llegaron a París el miércoles y se marcharon al día siguiente, depués de horas de discusión en el Bristol hasta llegar al acuerdo con el representante palestino Abu Alaa (Ahmed Koraia).

Según el embajador israelí, las conversaciones se prolongaron hasta el alba debido a lo difícil que resultaba encontrar una redacción adecuada para que la OLP pudiese formular "su renuncia al terrorismo y su condena de quienes lo practiquen", así como "la expresión adecuada para reformar la carta palestina".

En Francia, con una comunidad judía de 750.000 personas y una comunidad árabe que ronda los 3.500.000, la negociación se ha seguido con mucho interés. En una calle en pleno barrio judío de París, un anciano emocionado aseguraba que "esto es el final de una guerra de mil años". Mientras, un joven que escuchaba la radio comentaba con su vecino que "el acuerdo con el terrorista Arafat es tan cobarde como el de Pétain con los nazis".

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