La incertidumbre de los tiempos actuales acrecienta la pasión por la historia

El profesor francés Roger Chartier anuncia un enriquecimiento del debate histórico

La historia vive tiempos de incertidumbre en los que, paradójicamente, goza de buena salud. Así lo demuestran la vitalidad intelectual y el eco que encuentran publicaciones al respecto. Hay dudas, pues, sobre el futuro, pero el debate no muere. Eso fue lo que puso ayer en claro Roger Chartier, estudioso de la historia de la edición y sus técnicas de representación de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (EHESS). Con este prometedor enunciado comenzó el congreso La historia a debate, que se celebra en Santiago de Compostela hasta el próximo domingo.

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La historia vive tiempos de incertidumbre en los que, paradójicamente, goza de buena salud. Así lo demuestran la vitalidad intelectual y el eco que encuentran publicaciones al respecto. Hay dudas, pues, sobre el futuro, pero el debate no muere. Eso fue lo que puso ayer en claro Roger Chartier, estudioso de la historia de la edición y sus técnicas de representación de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (EHESS). Con este prometedor enunciado comenzó el congreso La historia a debate, que se celebra en Santiago de Compostela hasta el próximo domingo.

El profesor del EHESS centró su intervención, como punto de partida, sobre dos pivotes: el fin del marxismo y el del estructuralismo como fuerzas articuladoras de un discurso renovador. Y en este hundimiento de certezas interpretativas, Chartier citó a David Harlan, quien en 1989 aseguraba: "El retorno de la literatura ha sumido los estudios históricos en una crisis epistemológica. Ha cuestionado nuestra creencia en un pasado fijo y determinable, ha comprometido la posibilidad de representación y ha minado nuestra capacidad de encontrarnos en el tiempo".Ante un auditorio de expertos internacionales llegados expresamente para este congreso desde EE UU, América Latina y diversas universidades europeas del Este y del Oeste, el conferenciante pasó revista a los movimientos surgidos en los últimos 10 años. A juicio de Chartier, durante este periodo los historiadores han querido restaurar el papel de los individuos en la construcción de los vínculos sociales.

Entre las corrientes que han surgido en este periodo, el profesor del EHESS citó la microhistoria, de origen italiano, que pretende reconstruir, a partir de una situación particular, la manera como los individuos producen el mundo social, sus alianzas y sus enfrentamientos a través de las dependencias que les unen o los conflictos que les oponen. "El objeto de la historia", subrayó Chartier, "ya no son las estructuras que siempre regulan, fuera de subjetivismos, las relaciones sociales. Ningún sistema", recordó, "está tan estructurado como para eliminar toda posibilidad de elección consciente, de manipulación o de interpretación de reglas de negociación", dijo citando a Giovanni Levi.

Chartier pasó revista a lo que llamó linguistic turn, que, a su juicio, es un intento de propiciar una ruptura entre la historia y las ciencias sociales. El linguistic turn, en ortodoxia saussuriana, toma el lenguaje como un sistema cerrado de signos en el que las relaciones producen por sí mismas significaciones. "La construcción del sentido se desvincula así de toda intención o de todo control subjetivo, ya que tiene asignado un funcionamiento lingüístico automático e impersonal". El profesor del EHESS consideró ilegítima la reducción de las prácticas constitutivas del mundo social a los principios que rigen los discursos.

Chartier defendió el sentido plural de las interpretaciones de textos, aunque Ios creadores y la autoridad aspiren a fijar el sentido y a enunciar la interpretación correcta que deberá contener la lectura". Y concluyó: "El historiador tiene como tarea dar conocimiento apropiado y controlado de personajes o mentalidades que son su objeto; abandonar esa intención sería dejar campo libre a todas las falsificaciones y todos los falsificadores".

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