Entrevista:

"Sólo una minoría de pacientes se beneficia de los avances en el sida"

En 1981, Rozembaum estaba "por casualidad" como profesor asistente en un servicio de enfermedades infecciosas y tropicales de París cuando recibió un boletín del Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta (EE UU), en el que se reportaban cinco casos de varones homosexuales afectados por un extraño cuadro clínico. "Era el 7 de julio de 1981 y casualmente ese mismo día por la tarde recibía a un paciente, auxiliar de vuelo homosexual, que presentaba los mismos síntomas".Julio, agosto, septiembre. Las publicaciones médicas norteamericanas seguían dando noticias de casos similares. Él, repas...

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En 1981, Rozembaum estaba "por casualidad" como profesor asistente en un servicio de enfermedades infecciosas y tropicales de París cuando recibió un boletín del Centro para el Control de Enfermedades de Atlanta (EE UU), en el que se reportaban cinco casos de varones homosexuales afectados por un extraño cuadro clínico. "Era el 7 de julio de 1981 y casualmente ese mismo día por la tarde recibía a un paciente, auxiliar de vuelo homosexual, que presentaba los mismos síntomas".Julio, agosto, septiembre. Las publicaciones médicas norteamericanas seguían dando noticias de casos similares. Él, repasando con un colega, recordó que tres años atrás casos como éstos habían pasado por sus manos. Ante la posibilidad de que fuera una enfermedad nueva creó un grupo de trabajo sobre sida que en 1982 se vio paralizado cuando Robert Gallo describió que el agente causante era un retrovirus. Ninguno del equipo era un experto en retrovirus.

"Después de este anuncio intentamos encontrar alguna persona que pudiera hacer el trabajo. Pero la respuesta siempre fue no. 'Estamos con otra cosa... Este tipo de enfermedad... Homosexuales...", recuerda que le decían entre el desprecio y el miedo.

En diciembre de 1982, Rozembaum habla en el Instituto Pasteur para explicar el estado de conocimiento de la enfermedad, una conferencia que acaba con la ya legendaria frase: "¿Hay algún retrovirólogo en la sala?.

Nadie le contestó. "Estaba casi desesperado", rememora. Apenas pasaron unas horas cuando una colaboradora le sugirió llamar personalmente a Jean Luc Montagnier, virólogo del Pasteur. "Y lo hice. Le llamé, le expliqué lo que quería analizar y él me dijo: 'De acuerdo. ¿Cuando empezamos? ¿La semana próxima? OK". Montagnier recibió un cultivo procedente del ganglio de un paciente Infectado y en pocas semanas después de la conversación su equipo identificó al VIH, el virus responsable del sida.

Estrategia de lucha

Diez años han permitido a Rozembaum, médico del hospital de la Universidad de S. Antoine y profesor de la Universidad de París, ser más optimista sobre el control de la enfermedad. "Sobre todo, tenemos una visión más o menos clara de la estrategia de lucha. Hay progresos muy importantes. La gente es muy impaciente, pero la realidad es que las cosas van a una velocidad jamás esperada", explica. Ahora, sin embargo, lo que más le preocupa "es que los progresos van deprisa, pero los beneficios no están claros para los pacientes, incluso en países como los nuestros". Asegura que en Francia sólo el 50% de los afectados de sida está aprovechando los tratamientos terapéuticos. "Una razón importante es que es difícil darse a conocer como seropositivo por el estigma social que supone, y otra que no se está explicando suficientemente a los afectados los beneficios del tratamiento". Rozembaum está absolutamente convencido de que un cambio social tendría más beneficios en el enfermo que los avances científicos en este campo. "El progreso médico no es sólo técnico, es global. No hay ciencia sin conciencia", insiste.

El médico francés está esperanzado, al igual que colegas de otros países, en la terapia combinada de tres medicamentos, AZT, DDI y otro fármaco tal y como ha sido descrita recientemente en la revista Nature. El ensayo en humanos empezará a hacerse en unas semanas en Estados Unidos y en un protocolo conjunto en Francia, Reino Unido y Alemania. Rozembaum explica así el experimento: "Hay una estrategia de ajedrez que consiste en ganar bloqueando al rey sin necesidad de matarlo. Es más fácil bloquearlo con tres piezas que con una".

Como francés y como médico, Rozembaum ha vivido el escándalo de la sangre contaminada en Francia con la que contrajeron el sida miles de ciudadanos. "Este fenómeno es el reflejo de la negación de individuos, instituciones y sociedades a la existencia de esta enfermedad", opina. "Pero a mí lo que realmente me escandaliza no es lo que pasó en 1985, en un periodo en el que los conocimientos no eran seguros, sino que hoy no se hace todo lo posible para evitar la transmisión en las condiciones que conocemos perfectamente", añade.

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