Los serbios de Krajina responden a la ofensiva de Zagreb expulsando civiles

Las fuerzas serbias que ocupan la región occidental de Croacia conocida como Krajina expulsaron ayer a 170 civiles croatas, en un claro signo de venganza por la reciente ofensiva del Ejército croata, que ha permitido al Gobierno de Franjo Tudjman la recuperación de una parte de estos territorios, especialmente el control del estratégico puente de Maslenica. Los nuevos refugiados -hombres, mujeres y niños de todas las edades- llegaron andando hasta el puesto más avanzado de las fuerzas croatas en Pakovo Selo, en la línea divisoria del frente.

Los 170 deportados fueron trasladados por los...

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Las fuerzas serbias que ocupan la región occidental de Croacia conocida como Krajina expulsaron ayer a 170 civiles croatas, en un claro signo de venganza por la reciente ofensiva del Ejército croata, que ha permitido al Gobierno de Franjo Tudjman la recuperación de una parte de estos territorios, especialmente el control del estratégico puente de Maslenica. Los nuevos refugiados -hombres, mujeres y niños de todas las edades- llegaron andando hasta el puesto más avanzado de las fuerzas croatas en Pakovo Selo, en la línea divisoria del frente.

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Los 170 deportados fueron trasladados por los serbios en autobuses desde Knin hasta unos tres kilómetros de la primera posición croata. Tuvieron que recorrer a pie una zona minada, considerada tierra de nadie, con la amenaza de ser bombardeados por la espalda.Dane Salinovic, encargado de la acogida de los refugiados por parte de la organización humanitaria Cáritas, explicaba ayer que la operación debía haberse realizado hace tres días, "pero los miembros de las fuerzas de la ONU no se han presentado hasta esta mañana". Los deportados fueron trasladados inmediatamente al antiguo complejo hotelero Solaris, en la localidad costera de Sibenik, que alberga desde hace meses a varios cientos de refugiados de Bosnia-Herzegovina y de los territorios croatas ocupados por fuerzas serbias.

Las escenas de desesperación se sucedían mientras los deportados se abrazaban a los familiares que acudieron a recibirles. Los responsables de Cáritas en Croacia aseguran que se les había comunicado el jueves a través de Unprofor que 60 civiles serían evacuados de Krajina. La sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que la cifra se había multiplicado por tres. "Tenemos serios problemas para su alojamiento", dice Dane Salinovic, "Esto es una limpieza étnica. Es la venganza de los serbios por lo que ha ocurrido en Maslentica, exclaman varios policías croatas encargados de la protección de los refugiados.

"Toda esta gente ha sufrido una gran presión psicológica. Están aterrorizados. Dos personas resultaron muertas y otra, herida cuando intentaban escapar ayer", explica Mile Dzaja.

Los testimonios de los, recién llegados de Krajina tienen como denominador común las calamidades de la vida cotidiana en el área en Knin. "Los chetniks que andan por ahí van casa por casa con listas de nombres buscando ustashi. Como muchos de ellos estaban en la Defensa Territorial, nos tienen fichados a todos", explica un hombre de unos 50 años.

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"Iros de vuestras casas u os mataremos. Nos cogieron a todos y nos metieron en una escuela de Knin. Unos pasaron un día y otros tres, hasta que nos han echado", cuenta una mujer que llegó a Sibenik con su marido y su madre. Cuando bajaron de los vehículos fueron obligados a abandonar la zona en 25 minutos bajo amenaza de ser bombardeados.

Según fuentes de Unprofor, la evacuación de los 170 civiles de Krajina estuvo rodeada de numerosos problemas de coordinación entre los cabecillas serbios, razón que daban las fuerzas de la ONU para justificar su ausencia en todos los preparativos de la acogida de los deportados.

En todo el frente de Krajina, la situación sigue siendo muy tensa, a pesar de que en las últimas horas no se han producido combates de importancia. Un grupo de ingenieros británicos que examinó ayer los daños causados por los combates entre croatas y serbios en la presa de Peruca comprobaron la aparición de un nuevo cráter de cinco metros de anchura y tres de profundidad.

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