Fotografías familiares

En las páginas iniciales y finales del catálogo de la exposición hay sendas fotografías familiares de la infancia de Susana Solano, que son, a mi modo de ver un auténtico manifiesto de su ser artístico, porque no sólo nos demuestran ese lecho existencial donde efectívamente se hizo artista, sino lo que condicionó la raíz poética y plástica de su actual visión. Por último, conviene reseñar que en la muestra hay junto a muchas piezas que nos resultan familiares a los que hemos seguido su trayectoria desde hace años, algunas obras recientes, con nuevos y estimulantes problemas planteados, que imp...

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En las páginas iniciales y finales del catálogo de la exposición hay sendas fotografías familiares de la infancia de Susana Solano, que son, a mi modo de ver un auténtico manifiesto de su ser artístico, porque no sólo nos demuestran ese lecho existencial donde efectívamente se hizo artista, sino lo que condicionó la raíz poética y plástica de su actual visión. Por último, conviene reseñar que en la muestra hay junto a muchas piezas que nos resultan familiares a los que hemos seguido su trayectoria desde hace años, algunas obras recientes, con nuevos y estimulantes problemas planteados, que implican la imagen o esa idea de estabilidad-inestable, que ya mostró en la, a mi juicio, magnífica pieza del columpio mecánico exhibida en la recientemente clausurada Documenta de Kassel.

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En fin: que si se iba con expectación a esta convocatoria, se sale de ella con la convicción de que el talento cuajado de esta original, independiente y sensible escultora catalana nos proporciona una de las mejores satisfacciones de éste fin de siglo artístico en nuestro país.

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