La obsesión de Marga Clark por fotografíar el rostro de la muerte

Se abre en Cuenca una muestra de 45 obras de esta artista madrileña afincada en EE. UU.

Marga Clark, madrileña afincada en Estados Unidos desde los 17 años, ha realizado la mayoría de sus exposiciones individuales en diversas capitales españolas desde que comenzó a exhibir su obra en la década de los 80. Alumna de uno de los grandes mitos de la fotografía actual, Philippe Halsman, y fotógrafa oficial de la Oficina Nacional Española de Turismo en Nueva York, Clark presenta hoy en el convento de las carmelitas de Cuenca un total de 45 obras que se exhibirán durante el mes de junio. La mayoría forma parte de lo que Clark ha denominado "fotografía funeraria", serie iniciada en 1989 e...

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Marga Clark, madrileña afincada en Estados Unidos desde los 17 años, ha realizado la mayoría de sus exposiciones individuales en diversas capitales españolas desde que comenzó a exhibir su obra en la década de los 80. Alumna de uno de los grandes mitos de la fotografía actual, Philippe Halsman, y fotógrafa oficial de la Oficina Nacional Española de Turismo en Nueva York, Clark presenta hoy en el convento de las carmelitas de Cuenca un total de 45 obras que se exhibirán durante el mes de junio. La mayoría forma parte de lo que Clark ha denominado "fotografía funeraria", serie iniciada en 1989 en el cementerio de Saint Michele de Venecia.

El título genérico de la muestra que Marga Clark presenta hoy en Cuenca lleva este significativo título: En aquel lugar donde habita la memoria, y en ella propone una serie de imágenes inquietantes, que buscan, a través de rincones, de transparencias y de angulaciones insólitas, desvelar el rostro o los rostros de la muerte, que es una de las obsesiones creativas de la fotógrafa.Las fotografías de Marga Clark han recogido desde los inicios de su trayectoria profesional a finales de los años setenta, las imágenes de las ruinas y de la descomposición de la sociedad de consumo.

Sus conocidas series Transformaciones recuperaron a partir de 1985 los objetos desechados de la ciudad, desde cementerios de coches a edificios abandonados o botellas rotas. Hasta entonces, Marga Clark había tratado de romper la estética de la fotografía a través de la repetición de la imagen de un mismo objeto tratado con distintas técnicas de laboratorio.

Clark destaca, sobre todo, por la utilización del kodalith -técnica más empleada en artes gráficas, pues permite resaltar los contactos en blanco y negro- y el cibachrome, gracias al cual consigue grandes mosaico de color-formado a través de varías copias de un mismo negativo. Ambas técnicas llevaron a Marga Clark a atribuir al color la "capacidad de seducción" y al blanco y negro "la captación de la esencia de las cosas".

Estas técnicas fotográficas de Marga Clark se recogen de nuevo en la muestra que hoy se inaugura en la capital conquense, organizada por el área de cultura de la Diputación. Entre las 45 piezas se combinan murales en color y en blanco -y negro con grandes imágenes en cibachrome. Pero en esta exposición, la temática del detritus postindustrial ha dado paso a la que su autora denomina "fotografía funeraria" etapa iniciada en 1989 en el cementerio de Saint Michele de Venecia, donde se muestran tumbas abandonadas, paseos de cipreses desiertos, e imágenes de fotografías antiguas, descoloridas por el paso del tiempo, que los familiares depositaban junto a la lápida del difunto.

Para Marga Clark, la fotografía tiene mucho que ver con la muerte desde el momento en que, según ella misma ha escrito, se apodera de la imagen de la persona y la transforma en objeto inanimado" y la fotografía funeraria es, en este sentido, "el último vínculo de unión entre los vivos y los muertos, una unión que todas las civilizaciones no han cesado de buscar y ritualizar".

Jardines italianos

La constante en la trayectoria de la fotógrafa madrileña de captar en imágenes las ruinas de la sociedad también aparece en esta muestra conquense.Pero en esta ocasion no se trata de desechos urbanos. La serie que Clark ha dado en llamar Pasajes remite a la desolación de los jardines italianos totalmente descuidados en época invernal. Esta decadencia de la naturaleza es interpretada por Daniel Canogar, autor del catálogo de la. exposición, como "un símbolo de la decadencia emocional de la vida contemporánea".

Y según concluye Canogar, "si en el movimiento romántico la naturaleza era un refugio emocional de la creciente industrial¡zación, en las imágenes reflejadas por Marga Clark, la naturaleza no ofrece abrigo y anuncia su muerte prematura".

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