Castro insiste: "Socialismo a toda costa"

El líder cubano, Fidel Castro, cerró el lunes el IV Congreso del Partido Comunista con un discurso ante 250.000 personas, concentradas en una plaza de Santiago de Cuba, en el curso del cual, descartada cualquier ventana abierta a la democracia, se proclamó dispuesto a morir por el socialismo. Aseguró que nunca habrá paz con EE UU sin que se tenga en cuenta la plena vigencia de la revolución. "Hoy no digo socialismo o muerte", afirmó Castro, "porque habrá socialismo a toda costa". La intransigencia ideológica y mínimos cambios -más cosméticos que reales- resumen las jornadas de debate del PC cu...

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El líder cubano, Fidel Castro, cerró el lunes el IV Congreso del Partido Comunista con un discurso ante 250.000 personas, concentradas en una plaza de Santiago de Cuba, en el curso del cual, descartada cualquier ventana abierta a la democracia, se proclamó dispuesto a morir por el socialismo. Aseguró que nunca habrá paz con EE UU sin que se tenga en cuenta la plena vigencia de la revolución. "Hoy no digo socialismo o muerte", afirmó Castro, "porque habrá socialismo a toda costa". La intransigencia ideológica y mínimos cambios -más cosméticos que reales- resumen las jornadas de debate del PC cubano.

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FERNANDO ORGAMBIDES Castro eligió la plaza de Antonio Maceo de Santiago de Cuba, previamente engalanada, para dar por clausurado el cuarto congreso comunista, que desde el jueves se ha venido reuniendo en esta ciudad del extremo oriental de la isla para discutir la estrategia de futuro del sistema. Pero una fuerte lluvia tropical, disciplinadamente recibida por las miles de personas allí reunidas, provocó que Castro no agotara siquiera la primera hora de su alocución y fuera excepcionalmente breve.Pero la brevedad no impidió que el dirigente cubano, que había sido relativamente moderado en sus alocuciones en el teatro Heredia (sede de las sesiones de trabajo), vomitara ira contra Estados Unidos, calificara a Cuba como "Islote de libertad y dignidad", y se refiriera a su país como ejemplo que el resto del mundo mira con esperanza.

"Si tenemos que morir todos los del buró político, todos los del Comité Central, todos los delegados del Congreso y todos los militantes del partido y de las Juventudes Comunistas, no por eso seremos más débiles", indicó. Y añadió seguidamente: "Y si para aplastar la revolución tuviesen que matar a todo el pueblo, el pueblo y todos sus dirigentes estarán detrás de su partido".

Castro comparó a Estados Unidos con la Alemania de Hitler y señaló que la comunidad internacional no quiere un mundo dominado por un solo líder. En este sentido, explicó que Cuba no estaba sola en el mundo frente a Estados Unidos, e insinuó que la resistencia que proclama el régimen de La Habana se extiende también a lo largo del planeta. "Es preferible morir que vivir sin decoro, porque Cuba jamás se someterá al dominio unipolar de Estados Unidos", precisó al respecto el líder cubano.

Operación de cosmética

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El deslucido acto de la plaza de Antonio Maceo fue el colofón de una jornada en la que prácticamente quedó definido este congreso, que los observadores internacionales han calificado ya como "el de la intransigencia", pero "con el factor añadido de una operación de cosmética especialmente dirigida a América Latina, donde Castro se intenta ganar un lugar que le proporcione cierta seguridad en medio de tanto aislamiento".

De allí las microscópicas, reformas adoptadas estos días que, sin ofrecer visos de aperturismo hacia la búsqueda de la paz con Estados Unidos o hacia la combinación de las ideas comunistas con otros pensamientos, se han centrado exclusivamente en el interior de las fronteras del sistema marxista-leninista.

Las novedades más importantes adoptadas en la recta final del congreso estuvieron relacionadas con la composición del nuevo buró político, de cuyas listas se encargó Raúl Castro, hermano menor del líder cubano y segundo secretario general del partido y responsable de las Fuerzas Armadas. Momentos antes se había decidido, en correspondencia con esa línea de aperturismo cosmético, liberalizar los oficios y, como medida de excepción para tiempos difíciles, facultar al Comité Central de poderes especiales para afrontar decisiones ante un eventual estado de emergencia.

El nuevo buró político -desprovisto ya de los 13 suplentes elegidos en el tercer congreso de 1986- ha pasado de 26 a 25 miembros, aunque ahora son ya todos titulares, y el Comité Central, que estaba compuesto por 146 miembros, pasa ahora a 225, aunque se eliminan los 76 suplentes hasta ahora existentes. En opinión de los observadores, la aplicación del proyecto de desburocratización ha sido, en estos dos pasos concretos, mínimo e incluso ha provocado cierta inflación de cargos.

Históricos caídos

Del buró político caen varios históricos, como Vilma Espín, esposa de Raúl Castro y presidenta de la Asociación de Mujeres Cubanas; Armando Hart, ministro de Cultura; Julián Camacho, ex embajador en la URSS; Pedro Miret, vicepresidente del Consejo de Estado, y Jorge Risquets, un compañero de Castro desde los tiempos de Sierra Maestra, entre otros.

En contrapartida entran los responsables ideológicos y económicos del partido, Carlos Aldana y Carlos Lage, figuras emergentes en este congreso, y también el responsable de la Unión de Juventudes Comunistas y prototipo de la tercera generación de la revolución, Roberto Robaina.

Hitos de una reforma un tanto tímida

F. O. Los hechos más relevantes del congreso comunista han sido la entrada de cristianos en el partido, la desburocratización de la sociedad, la reactivación de la economía mixta con prioridad a capitales latinoamericanos, la liberalización de oficios y la reforma del proceso electoral, que permitirá al ciudadano elegir directamente a sus representantes en la Asamblea General del Poder Popular. Hasta ahora, este procedimiento estaba limitado a las elecciones a representantes municipales.

Cristianos. Es un formalismo. De hecho ya había cristianos en la militancia del partido, como es el caso de uno de los ponentes de la propuesta, el historiador y director del Museo de La Habana Eusebio Leal Spengler, católico practicante. Leal dijo en el congreso que prefería a "un cristiano honesto antes que a un comunista falso". Desde hace tiempo también figuraba en el régimen comunista el reverendo Raúl Suárez Ramos, presidente del Consejo Ecuménico de Cuba.

Desburocratización. El punto de partida no ha sido el congreso, porque desde hace ya varios meses se ha iniciado una reforma administrativa tendente a eliminar cargos innecesarios. La burocracia y el absentismo laboral son dos graves problemas que padece el régimen cubano. Ha sido eliminado el secretariado del Comité Central y todas las suplencias de los órganos del partido. Sin embargo, tanto el buró político como el propio Comité Central han sido aumentados en cuanto a miembros titulares.

Elección directa. Es la mayor novedad, puesto que amplía el proceso electoral directo a todos los comicios del país. Esta reforma, que se hace exclusivamente dentro del sistema del partido único, provocará una modificación de la Constitución. Es, de todas formas, una ventana abierta a la posibilidad -a falta de regulación- de que pudieran presentarse en un futuro independientes a la Asamblea General del Poder Popular (Parlamento), aunque de momento todo está circunscrito al Partido Comunista.

Economía mixta. Tampoco representa modificaciones respecto a los proyectos que desde hace años han procurado la entrada de capital extranjero, en régimen de inversión mixta, a la isla. La novedad está quizá en que Fidel Castro, tras la experiencia de la cumbre de Guadalajara, ha brindado prioridad a los capitales de países del continente latinoamericano.

Oficios. Novedad importante porque permitirá a pequeños profesionales y artesanos ejercer trabajos por su cuenta. Más que una medida liberalizadora es una medida necesaria, dada la falta de disponibilidad de profesionales de urgente necesidad doméstica, como fontaneros, carpinteros, electricistas o albañiles, que existe en la isla, ya que sus trabajos los abarca el Estado para los grandes proyectos. Como contrapartida, el congreso dijo no al mercado libre campesino, que hubiera permitido la venta directa entre cosechadores y ciudadanos de los excedentes agrícolas del Estado.

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