México, Venezuela y Colombia tratan de que Castro haga reformas políticas durante el congreso del PCC

La celebración a partir de mañana en Santiago de Cuba del IV Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) ha puesto en estado de alerta y de expectación política a las principales cancillerías latinoamericanas ante el supuesto de que el régimen de Fidel Castro aproveche esta oportunidad para encauzar a su país hacia un proceso político que concluya en un sistema de libertades.



Una salida violenta del problema cubano podría provocar, a juicio de países cercanos que siguen con especial sensibilidad los acontecimientos en la isla, una fuerte desestabilización en el resto del ...

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La celebración a partir de mañana en Santiago de Cuba del IV Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC) ha puesto en estado de alerta y de expectación política a las principales cancillerías latinoamericanas ante el supuesto de que el régimen de Fidel Castro aproveche esta oportunidad para encauzar a su país hacia un proceso político que concluya en un sistema de libertades.

Una salida violenta del problema cubano podría provocar, a juicio de países cercanos que siguen con especial sensibilidad los acontecimientos en la isla, una fuerte desestabilización en el resto del continente, reorientado con grandes esfuerzos hacia la democracia en los últimos años y con intereses unitarios de no regresar jamás a regímenes totalitarios de cualquier signo.Tres repúblicas latinoamericanas se disputan actualmente el padrinazgo de la integración de Cuba, el único país excluido de la Organización de Estados Americanos, en una América Latina homologable política y económicamente: México, Venezuela y Colombia. Esos tres países, que en los Últimos meses han enviado emisarios a La Habana para hacer entrar en razón a Castro, pretenden que la isla caribeña -actualmente en la bancarrota, con sus despensas casi vacías e inmersa en una caída en picado de su producto nacional bruto- entre en un capítulo de reformas guiado desde el propio Gobierno comunista en un proceso de transición sin límites.

En este empeño estarían también España -Castro ha tenido posibilidades de conversar en el plazo de los últimos cuatro meses con el Rey, Felipe González, Adolfo Suárez y Manuel Fraga- y la Unión Soviética, antiguo aliado ideológico de Cuba, suministrador exclusivo de petróleo a la isla y hoy distante y alejado de La Habana tras el anuncio semanas atrás de la retirada de sus tropas de la isla.

Pese a este distanciamiento, la URSS se ha ofrecido -tras la reciente visita a Cuba del viceministro de Relaciones Exteriores, Valery Nikolaenko- como mediador para alcanzar un diálogo entre Washington y La Habana, que permita avanzar en esa política de gestos que ya permitió en su día el cese de maniobras en la base naval de Guantánamo y la apertura de vuelos comerciales entre Miami y la isla.

La cancillería mexicana -una de las que más ha animado a Castro a propiciar cambios en el sisterna- estima que éste es el momento en que La Habana debe mostrar signos evidentes de que es necesario entablar un diálogo con Washington que permita flexibilizar el cerco económico al que desde hace 30 años está sometida la isla, y que hoy día constituye la primera reclamación en política exterior del Gobierno que lidera Fidel. De hecho, se considera más factible el diálogo con el Departamento de Estado norteamericano que con la oposición contrarrevolucionaria de Miami, anclada en los sectores más ultraconservadores.

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Diálogo interno

México ha animado a Castro, a través de sus enviados especiales, a dialogar también con la oposición en el interior de la isla, dispuesta a un debate nacional que conlleve a un régimen de libertades, y a conducir él mismo la posible reforma democrática del país. La cancillería mexicana es consciente de que se está produciendo, con la política de inversiones mixtas, un cambio ya de por sí importante en la economía cubana, pero estima que ello debe llevar parejo medidas políticas flexibles y abiertas.

Colombia, que aprovechó la cumbre de Guadalajara al igual que Chile para reestablecer relaciones consulares con la isla caribeña, está dando una fuerte batalla para procurar que se produzca una transición pacífica y con Castro en el poder, muy en línea a la que también propicia el presidente venezolano, Carlos Andrés Pérez, quien recientemente declaró respecto al régimen de La Habana que no había que precipitar los acontecimientos y que era mejor mantenerse paciente y "darle tiempo al tiempo".

En vísperas de la inauguración del congreso del PCC, Estados Unidos se muestra más partidario que nunca de continuar con su bloqueo a Cuba, informa Albert Montagut desde Washington. La Administración norteamericana sigue convencida de que la mejor forma de terminar con "el último dictador de este hemisferio", como Bush suele denominar a Castro, es manteniendo "el aislamiento cubano". La gran preocupación de Washington es que Fidel solicite ayuda a países europeos.

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