Alexéi II: "Muestre tolerancia y sabiduria"

El presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, inclinó la cabeza en una ligera reverencia ayer al recibir la bendición del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alexéi II, que subió al engalanado escenario del Palacio de Congresos del Kremlin vestido con sus amplios hábitos negros y una vaporosa cofia blanca."Ha asumido usted la responsabilidad de un país que se encuentra gravemente enfermo", dijo solemnemente Alexéi, en un discurso de marcado tono anticomunista y glorificación del pasado ruso anterior a 1917. "Tres generaciones de rusos han crecido en unas condiciones que han matado el ...

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El presidente de la Federación Rusa, Borís Yeltsin, inclinó la cabeza en una ligera reverencia ayer al recibir la bendición del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Alexéi II, que subió al engalanado escenario del Palacio de Congresos del Kremlin vestido con sus amplios hábitos negros y una vaporosa cofia blanca."Ha asumido usted la responsabilidad de un país que se encuentra gravemente enfermo", dijo solemnemente Alexéi, en un discurso de marcado tono anticomunista y glorificación del pasado ruso anterior a 1917. "Tres generaciones de rusos han crecido en unas condiciones que han matado el deseo y la capacidad de trabajar", dijo el patriarca. Aiexé¡ exhortó, no obstante, a Yeltsin a no buscar "portadores del mal" en el país ni a suponer que "su eliminación de la arena política lo arreglará todo".

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El máximo dignatario de la confesiór. religiosa más extendida en Rusia manifestó que los comunistas habían causado una "tragedia" consus "manipulaciones sociales" para moldear II un nuevo material humano" y una "sociedad magnífica". Alexéi II invitó a Yeltsin a mostrar "tolerancia y sabiduría" y le exhortó a perdonar a los "adversarios políticos". No se puede transformar "ni en una noche ni en 500 días" una sociedad enferma, manifestó el patriarca.

La solemnidad no impidió a Alexéi formular una serie de reivindicaciones concretas, entre ellas la devolución del nombre de San Petesburgo a Leningrado y de los templos expropiados por el Estado soviético a la Iglesia.

Alexéi leyó un mensaje de felicitación a Yeltsin en nombre de los dignatarios católicos, protestantes, islámicos, budistas y judíos, presentes en la sala. La exclusiva presencia de Alexéi II en el escenario como representante de una confesión religiosa producía una asociación polémica entre el poder político ruso y la Iglesia ortodoxa rusa, teniendo en cuenta el potencial conflictivo de otras comunidades religiosas ampliamente presentes en Rusia, como, la musulmana.

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