Cartas al director

Los españoles sin casa

Todo empezó cuando, intentando buscar piso para comprar, vi que no me llegaba el sueldo para esos lujos, y digo lujos porque eso se desprende de los precios abusivos que muchos propietarios pretenden cobrar por sus pisos usados.Aunque estamos en una economía de mercado y todo depende de la oferta y la demanda, y no nos olvidemos del dinero negro, el cual muchos han optado por invertir en la vivienda, todo esto ha dado confianza al propietario de un piso, construido por Franco y que en la puerta tiene todavía el yugo y las flechas, a pedir siete u ocho millones de pesetas por su vivienda, que e...

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Todo empezó cuando, intentando buscar piso para comprar, vi que no me llegaba el sueldo para esos lujos, y digo lujos porque eso se desprende de los precios abusivos que muchos propietarios pretenden cobrar por sus pisos usados.Aunque estamos en una economía de mercado y todo depende de la oferta y la demanda, y no nos olvidemos del dinero negro, el cual muchos han optado por invertir en la vivienda, todo esto ha dado confianza al propietario de un piso, construido por Franco y que en la puerta tiene todavía el yugo y las flechas, a pedir siete u ocho millones de pesetas por su vivienda, que el ministerio tiene tasada en unos dos millones, como máximo, como precio de venta.

Pero, bajo mi punto de vista, esto no es lo más grave, sino que el Gobierno sea cómplice, con las constructoras de viviendas de protección oficial, para poner precios por metro cuadrado imposibles de pagar con una economía de un sueldo medio, a no ser que este precio del metro lo fijen con el baremo del sueldo de un ministro, y no digamos nada de las financieras que tienen, ya que son de risa, puesto que mientras que construyen, en un periodo de un año, tienes que adelantar el 50% del valor total del piso; vamos, que el Gobierno se cree que la mayoría de los españoles (jóvenes, con familia) cuando queremos comprar un piso vamos al banco de la esquina y lo atracamos por valor de cuatro o cinco millones de pesetas, y luego tienes que aguantar a Solchaga diciendo que los sueldos no suban.- Juan Antonio Madueño.

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