Crítica:MÚSICA CLÁSICA

La 'heroica' de Shostakóvich

Presentó Ibermúsica a la Orquesta Filarmónica Soviética dirigida por Gnnadi Rozhdestvensky (Moscú, 1931), sin duda el más interesante y original maestro de la URSS en nuestro tiempo. Su técnica gestual tiene poco que ver con la de cualquier otro, y tiende a efectuar las indicaciones absolutamente necesarias, con lo que la orquesta toca libre y voluntariosa. Más aún si se trata de una formación de tan alta calidad y brillantez como la Filarmónica Soviética, capaz de vencer todas las dificultades y de apurar al máximo todos los matices.En el programa, una sola obra: la ...

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Presentó Ibermúsica a la Orquesta Filarmónica Soviética dirigida por Gnnadi Rozhdestvensky (Moscú, 1931), sin duda el más interesante y original maestro de la URSS en nuestro tiempo. Su técnica gestual tiene poco que ver con la de cualquier otro, y tiende a efectuar las indicaciones absolutamente necesarias, con lo que la orquesta toca libre y voluntariosa. Más aún si se trata de una formación de tan alta calidad y brillantez como la Filarmónica Soviética, capaz de vencer todas las dificultades y de apurar al máximo todos los matices.En el programa, una sola obra: la Sinfonía número 7, Leningrado, de Dimitri Shostakóvich, estrenada hace casi medio siglo y convertida, en su momento, en auténtico símbolo político y guerrero. Hoy, sería inútil perseguir a través del programa formulado entonces para la sinfonía tal cúmulo de grandes incidencias y con bastantes estados de ánimo. La música es la música, y al final impone sus razones. Perdura, pues, la extensa partitura como algo abstracto, valedero por sus méritos musicales, y representativo, eso sí, de uno de los no demasiados momentos en los que Shostakóvich cultivó verdaderamente el denominado realismo socialista.

Orquesta Filarmónica Soviética

Director: G. Rozhdestvensky. Séptima sinfonía de Shostakóvich. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de febrero.

Rozhdestvensky hace una versión muy depurada de la Séptima sinfonía. Quita hierro allí donde otros gustan de añadirlo y logra un amplio y unitario fresco sonoro y expresivo que, en definitiva, resulta mucho más aceptable que cuantos crearon los pintores real socialistas. La orquesta, reforzada por un grupo de metales cuyos instrumentistas vestían uniforme militar, lo que daba mayor virtualidad a esta heroica de Shostakóvich, hizo primores. Parecía y era un dócil instrumento en manos del admirable Rozhdestverisky. El éxito fue grande.

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