Las aves de la discordia

Las 40.000 grullas llegadas a Gallocanta enfrentan a ecologistas y agricultores

La llegada este año desde la fría Europa de 40.000 grullas a la laguna de Gallocanta, situada entre Zaragoza y Teruel, ha enfrentado a agricultores y ecologistas. Los primeros dicen que las aves se comen sus sembrados y los segundos proponen que la zona sea declarada reserva natural.

José Antonio Miguel Visiedo, alcalde de Gallocanta, el pueblo más próximo a la laguna, es contundente: "Dicen los ecologistas que cada grulla come al día 250 gramos de cereales. Vienen unas 40.000 y permanecen durante cuatro meses; luego calculen el daño que nos ocasionan. Los ecologistas lo saben, nosotros...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La llegada este año desde la fría Europa de 40.000 grullas a la laguna de Gallocanta, situada entre Zaragoza y Teruel, ha enfrentado a agricultores y ecologistas. Los primeros dicen que las aves se comen sus sembrados y los segundos proponen que la zona sea declarada reserva natural.

José Antonio Miguel Visiedo, alcalde de Gallocanta, el pueblo más próximo a la laguna, es contundente: "Dicen los ecologistas que cada grulla come al día 250 gramos de cereales. Vienen unas 40.000 y permanecen durante cuatro meses; luego calculen el daño que nos ocasionan. Los ecologistas lo saben, nosotros queremos contribuir y no perjudicar a estos animales, el único problema es que se comen el sembrado y nosotros somos agricultores".Los agricultores de los cinco pueblos ribereños, Gallocanta, Las Cuerlas y Berrueco, en la provincia de Zaragoza, y Tornos y Bello, en la provincia de Teruel, se quejan de que "alimentamos a todas las grullas de Europa y esto no nos reporta ningún beneficio". Acaban de sembrar la cebada y el trigo tempranos: "Conforme vamos, sembrando, las grullas por detrás se comen los granos que han quedado sin enterrar o escarban para sacarlos de los surcos. La presencia de estos animales ocasiona problemas, pues tenemos que echar casi el doble de simiente, lo que encarece la siembra. Se comen entre ocho y diez kilos por hectárea". El regreso de las zancudas en febrero coincidirá con la siembra de cebada cervecera.

17 millones en daños

Los ayuntamientos y el Gobierno aragonés llegaron a un acuerdo por el que la Administración autonómica indemnizaría a los agricultores con 3.000 pesetas por hectárea y en los casos en que se considerasen los daños superiores, una comisión de expertos peritaría las pérdidas. En la temporada 1988-89 los daños se evaluaron en 17 millones de pesetas, pero a estas fechas los afectados sólo han recibido la mitad.Recientemente se reunieron en Daroca 36 expertos de varios países pertenecientes a Adena, el Fondo del Patrimonio Natural Europeo y la Sociedad Española de Ornitología. Entre sus propuestas figuran la necesidad de compatibilizar la conservación de Gallocanta como zona de paso e invernada de grullas con los intereses de los agricultores. Esto conlleva, en su opinión, el pago de las cantidades pendientes de las tasaciones anteriores. Los expertos recomiendan un sistema de cultivo de cereales de año y vez y que la Administración financie la renta no obtenida mientras las Fincas permanecen en barbecho. El Fondo del Patrimonio Natural Europeo solicita el ensanche de la laguna para evitar la masificación de las grullas en los sembrados y que el paraje se declare reserva natural.

Gallocanta está considerada, con 14 kilómetros de inundación, como la laguna natural más grande de la Península Ibérica. El Gobierno aragonés creó en 1985, mediante un decreto, el refugio natural de caza de la laguna de Gallocanta que comprende una extensión de 6.720 hectáreas, incluida la franja de terrenos periféricos y las carreteras que enlazan los cinco pueblos riberefios. La laguna está clasificada como zona húmeda de importancia internacional.

Archivado En