FESTIVAL DE CINE DE BARCELONA

Abucheo para las películas que se reparten el premio Europa

Por primera vez desde que, hace cuatro años, se instituyera en Barcelona el premio Europa, el de mayor cuantía concedido por un festival cinematográfico en el continente (26 millones de pesetas), el de la presente edición ha sido otorgado con igual mérito a dos películas, la irlandesa Fools of fortune y la francesa La campagne de Cireron, que tendrán que repartírselo. El premio fue recibido entre abucheos por el público y la crítica.

Pero la sorpresa no vino dada tanto por el premio a dos como por los filmes que han resultado galardonados. Cuesta trabajo entender esta decisión, que de t...

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Por primera vez desde que, hace cuatro años, se instituyera en Barcelona el premio Europa, el de mayor cuantía concedido por un festival cinematográfico en el continente (26 millones de pesetas), el de la presente edición ha sido otorgado con igual mérito a dos películas, la irlandesa Fools of fortune y la francesa La campagne de Cireron, que tendrán que repartírselo. El premio fue recibido entre abucheos por el público y la crítica.

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Pero la sorpresa no vino dada tanto por el premio a dos como por los filmes que han resultado galardonados. Cuesta trabajo entender esta decisión, que de tan poco afortunada parece haber sido adoptada a propósito contra la opinión de la abrumadora mayoría de crítica y público por un jurado en el cual los realizadores eran mayoría.El jurado estaba formado por cuatro directores, el escocés Timothy Neat, el holandés Wim Verstappen, el español Francesc Rovira Beleta y el soviético Andréi Smirnov que, contra lo anunciado en un principio, ocupó la presidencia en lugar de Rovira Beleta. Como esos pésimos árbitros dispuestos a erigirse en protagonistas, este quinteto decidió premiar en La campagne de Ciceron la pretenciosidad disfrazada de cine, en lo que no es más que una lección mal aprendida de un discípulo, Jacques Davila, que intenta emular en balde a su maestro Eric Rohmer, su más ardiente defensor.

Lo que se pretendió premiar en Fools of Fortune de Pat O'Connos resulta del todo enigmático. No es un mal filme, no obstante, pero está desde luego a años luz de los otros dos de temática irlandesa vistos en el festival: Innisfree de José Luis Guerín, recibido entusiásticamente por la crítica, y que se tuvo que conformar con un premio a la mejor contribución artística que huele a migajas, y December Bride de Thaddeus O'Sullivan.

El caso de Pat O'Connor es, además, especialmente singular. En él se premia a un director europeo, qué duda cabe, y además por un filme irlandés. Pero se olvida que el premio Europa ha servido, al menos hasta la fecha, para estimular carreras incipientes, y con filmes de problemática colocación en el mercado. O'Connor, que ha realizado ya en EE UU sus dos filmes anteriores a éste, Un señorito de Nueva York y El asesino del calendario -ambos estrenados en España-, financiados por productoras estadounidenses, tiene una carrera tan encarrilada que no sufre problemas para situar su filme en el mercado español.

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