IV FESTIVAL DE CINE DE BARCELONA

Tunez se inspiró en España para convertirse en gran plató internacional, según el productor Ben Ammar

Los estudios Carthago Films, SA, de Túnez, fueron el escenario de superproducciones como En busca del arca perdida o La guerra de las galaxias. No sólo estos estudios, con 3.000 metros cuadrados, sino todo Túnez se ha convertido en los últimos 10 años en un gran plató. "Para atraer los proyectos me inspiré en lo que sucedió en España e Italia en los años sesenta", explica Tarak Ben Ammar, uno de los productores más influyentes de la industria cinematográfica.

En estos momentos, los estudios de Carthago Films y la productora de igual nombre, que tiene su sede en París, participan en nume...

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Los estudios Carthago Films, SA, de Túnez, fueron el escenario de superproducciones como En busca del arca perdida o La guerra de las galaxias. No sólo estos estudios, con 3.000 metros cuadrados, sino todo Túnez se ha convertido en los últimos 10 años en un gran plató. "Para atraer los proyectos me inspiré en lo que sucedió en España e Italia en los años sesenta", explica Tarak Ben Ammar, uno de los productores más influyentes de la industria cinematográfica.

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En estos momentos, los estudios de Carthago Films y la productora de igual nombre, que tiene su sede en París, participan en numerosos proyectos millonarios. Ben Ammar se enorgullece, sobre todo, de la cantidad de puestos de trabajo que origina la existencia de estos estudios y, naturalmente, de la experiencia que supone para los técnicos tunecinos el trabajar con grandes cineastas de todo el mundo. Túnez ofrece buen clima, un paisaje diferente, profesionales con salarios bajos y unos estudios dotados de la técnica más avanzada.Al contrario de lo que sucedió en España, todo está perfectamente calculado para que en un futuro no muy lejano los cineastas y técnicos tunecinos puedan codearse, gracias a su experiencia y a los medios adecuados, con los grandes cineastas mundiales. "MI idea no ha sido crear un gran imperio, no es ésta la palabra. Desde muy joven me di cuenta de que vivía en un país del Tercer Mundo pero era un privilegiado", comenta Ben Aminar, quien pro viene de una familia burguesa emparentada directamente con el ex presidente tunecino Habib Burguiba."Comunicar grandes ideas"

"Quería tener una profesión que no sólo me diera satisfacciones personales, sino que también fuera buena para mi país y los otros. El cine permite comunicar grandes ideas y sentimientos al mismo tiempo que proporciona distracción, y su lenguaje es universal".

A los 21 años empezó a trabajar en la industria desde diferentes oficios. Primero sólo colaboraba en la realización de los filmes -cediendo los estudios o facilitando el trabajo- pero los beneficios obtenidos le permitieron hacerse fuerte y su estudio se ha convertido ahora en una fábrica inagotable para crear sueños occidentales. "En Túnez no tenemos suficiente mercado y pronto me di cuenta de que lo más importante es que pueda acceder al mercado internacional", explica Ben Ammar.

"Puede parecer extraño que, queriendo hacer cosas por mi país, hasta ahora no haya empezado a producir películas árabes. Mi lógica pasaba primero por conocer el oficio y darme a conocer. No hay productores árabes en el mundo, y si hubiera empezado con filmes árabes no lo habría conseguido. Tenía que aprender de la gente del norte, de los occidentales, sus métodos de trabajo y sus gustos, y tenía que demostrarles que una persona del sur puede entender y producir su cultura, para después poder producir en igualdad de condiciones filmes de mi cultura. Por esto durante 10 años no he querido producir ningún filme de mi cultura. Ahora ha 1 legado el momento porque mi nombre es lo suficientemente conocido y puede ofrecer los mismos medios y una distribución internacional a los cineastas del mundo árabe".

Su primer filme árabe ha sido Le collier perdu de la colombe basado en una historia que transcurre en Al Andalus, y ya tiene nuevos proyectos, entre ellos un filme de una directora libanesa sobre la situación de la mujer en el mundo árabe. Con todo, no dejará de lado los filmes comerciales, aunque él no aprueba esta denominación, ni la promoción del cine europeo, del que se ha convertido en uno de los grandes artífices. "Frente a la industria estadounidense estoy del bando europeo, me siento solidario con Europa y creo que podemos tener una industria si no mejor, al menos de igual calidad que la estadounidense".

Un ejemplo es el galeón Neptuno, creado en los estudios Carthago Filins para el filme Piratas, que finalmente ayer llegó a Barcelona.

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