Octavio Paz reclama una nueva filosofía política

El escritor mexicano publica 'Pequeña, crónica de grandes días', sobre la caída de los regímenes comunistas

El escritor mexicano Octavio Paz, convencido de que la historia le ha dado la razón en su batalla intelectual contra el modelo socialista, pide que, concluida su lucha, "insensata pero necesaria", una siguiente generación tome el relevo para "crear una nueva filosofía política" que recupere lo mejor de las ideas caducas y resucite los valores tradicionales de la Revolución Francesa. Recuerda Octavio Paz que, tras la muerte de Felipe III, Quevedo escribió el ensayo Grandes anales de 15 días, del que afirma que su grandeza se debe exclusivamente a la calidad del escritor español, pero no a la tr...

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El escritor mexicano Octavio Paz, convencido de que la historia le ha dado la razón en su batalla intelectual contra el modelo socialista, pide que, concluida su lucha, "insensata pero necesaria", una siguiente generación tome el relevo para "crear una nueva filosofía política" que recupere lo mejor de las ideas caducas y resucite los valores tradicionales de la Revolución Francesa. Recuerda Octavio Paz que, tras la muerte de Felipe III, Quevedo escribió el ensayo Grandes anales de 15 días, del que afirma que su grandeza se debe exclusivamente a la calidad del escritor español, pero no a la trascendencia del período analizado. Inspirado en él, Paz publicará este mes Pequeña crónica de grandes días, sobre el derrumbe de los Gobiernos comunistas.

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Octavio Paz adelanta en una conversación con EL PAÍS los principales argumentos sobre ese tema y sus posibles repercusiones tanto en el orden político como social.Instalado en la atalaya de la biblioteca de su casa, en la simbólica calle de la Reforma, en medio de los humos de la ciudad más poblada del mundo, Paz vio ayer pasar un año mas por su vida. Ya con 76 años, el escritor mexicano siente la autoridad de ser "un contemporáneo de este siglo, que empieza realmente con la I Guerra Mundial". "He vivido todos los acontecimientos trascendentes: desde el descrédito de las democracias después de la primera guerra, y cómo surgieron soluciones rápidas, instantáneas, desde el fascismo hasta el bolchevismo. Y ahora, lo más importante que ha ocurrido en esta última década, la caída de los regímenes comunistas".

Los acontecimientos políticos le apasionan, le roban tiempo para la creación literaria -"la política sigue siendo la ocupación predilecta de los hombres, aunque en realidad es lo más transitorio"-, pero el artista sigue activo y vigente. Acaba de inaugurar en la capital mexicana una exposición en la que él pone voz y crítica a 350 pinturas y esculturas que abarcan desde el arte precolombino hasta el movimiento surrealista bajo el título de Los privilegios de la vista. Para octubre o noviembre próximo prepara un libro, Poesía y fin de siglo, que analizará el estado de la poesía al concluir el siglo XX.

Paz se confiesa sorprendido por el desarrollo de los acontecimientos en los últimos meses. "Yo vi desde los años cincuenta que la versión totalitaria del marxismo, que es el marxismo-leninismo, estaba condenada a fracasar. Lo que nunca imaginé es la manera en que esto se ha producido. En primer lugar, pensé que la caída del comunismo iba a ser mucho más violenta, y por otra parte tampoco imaginé que esa reforma se iba a producir desde arriba. Más bien creí que los Gobiernos comunistas se iban a encerrar, como el de Cuba".

Una vez disueltos los regímenes comunistas, el gran reto para la nueva sociedad, en opinión de Paz, es abrir la -crítica al liberalismo capitalista y crear un mundo más fraterno. "Yo fui uno de los primeros intelectuales de América Latina, recuerda, "que, habiendo profesado ideas muy próximas al partido comunista, se distanció de ellas. Mi primera decepción fue de orden estético: estaba en contra del realismo socialista. Después fue de orden político: cuando conocí la vida real de la Unión Soviética y me di cuenta de que no se podía separar el desastre de Stalin de la Ideología leninista".

"Me di cuenta", añade, "que el combate inmediato era la democracia, la libertad, a pesar de todas las deformaciones que hay en los países capitalistas. Pero ahora que han triunfado las democracias liberales y que nos hemos reconciliado un poco, o un mucho, con las ideas del mercado, de lo que se trata es de rehacer la crítica contra las sociedades liberales capitalistas".

Desaprueba las teorías del profesor norteamericano Fukuyama -"la idea de que la historia se ha acabado es una tontería"- Lo que ocurre, según Paz, es que "los conflictos nuevos van a tener otras dimensiones". "Lo que queda en pie es la crítica moral a la sociedad moderna. Es evidente que las sociedades regidas por el mercado no son modelo de armonía social ni de expresión humana. De modo que la tarea de la nueva generación es crear una nueva filosofía política. Yo creo que los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad que nacieron de la Revolución Francesa siguen siendo una realidad. No es posible renunciar ni a las aspiraciones igualitarias del socialismo ni a las libertarlas, pero ahí habría que buscar un espacio para la fraternidad".

Paz es esencialmente optimista. Confía en el desarrollo positivo de los acontecimientos desencadenados, pero tiene miedo de que "resuciten los viejos, pero muy vivos, demonios, en primer lugar el nacionalismo". Es optimista porque no cree que la caída del socialismo sea una victoria de nadie, sino el desgaste propio de un sistema fracasado.

"La crisis del comunismo es, en primer lugar, una crisis del imperio ruso, que no pudo transformarse en una sociedad moderna. La segunda razón de la crisis es que el sistema socialista autoritario no pudo soportar la competencia con Occidente. Pero el peligro es la resurrección de las nacionalidades en el continente con más alto índice de belicosidad del mundo: Europa".

La moral de Vargas Llosa

El cambio mundial no afecta sólo a Europa. "En México ha habido cambios, cambios que han sido buenos. Yo creo que las nuevas circunstancias van a dar la posibilidad, por ejemplo, de establecer un mercado común con Estados Unidos y Canadá". "México no puede cambiar más deprisa", advierte. "El cambio político en este país es muy complejo por varias razones: el primero es la dificultad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para modernizarse. Por otra parte, en la izquierda mexicana, junto a Cuauhtémoc Cárdenas, están antiguos comunistas que representan un tipo de mentalidad que ya no existe en el mundo. En México, las fuerzas del progreso son la reforma que persigue el presidente Carlos Salinas y después la sociedad misma".Prefiere no hablar del conjunto de América Latina -le basta decir que "Estados Unidos va a perder influencia mundial y va a tener que rehacerse en América Latina"-, pero se permite una opinión sobre su compañero de oficio Mario Vargas Llosa, aventajado aspirante a la presidencia de Perú. "Cuando se lanzó a esa empresa yo hablé con él en Londres y traté de disuadirle. Le dije que íbamos a perder un gran escritor y que no estaba seguro de que fuéramos a ganar un gran presidente. Pero yo le admiro. Me parece que lo ha hecho, sobre todo, movido por algo profundamente moral". "Porque cree que es la mejor manera de servir a su país". Como pretende hacer Paz desde puestos menos destacados. "Gracias por darnos tanto cirgullo", le dijo esta semana en un acto público el presidente mexicano, Carlos Salinas.

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