Asturias contará con una nueva orquesta sinfónica a partir del año que viene

Tras la disolución de la Orquesta Sinfónica de Asturias, el Gobierno regional ha anunciado la inmediata constitución de la que a partir de ahora se llamará Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, cuya comparecencia ante el público está prevista para septiembre de 1990.

Un cambio de denominación que responde a una nueva identidad, nueva configuración orgánica y una mayor exigencia musical, según el consejero de Cultura, Manuel Fernández de la Cera. La finalidad es crear una "orquesta de calidad, de acuerdo con la cada vez mayor exigencia del aficionado medio", en expresión del con...

Tras la disolución de la Orquesta Sinfónica de Asturias, el Gobierno regional ha anunciado la inmediata constitución de la que a partir de ahora se llamará Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias, cuya comparecencia ante el público está prevista para septiembre de 1990.

Un cambio de denominación que responde a una nueva identidad, nueva configuración orgánica y una mayor exigencia musical, según el consejero de Cultura, Manuel Fernández de la Cera. La finalidad es crear una "orquesta de calidad, de acuerdo con la cada vez mayor exigencia del aficionado medio", en expresión del consejero regional asturiano. "Está siendo un proceso lento, pero va a merecer la pena si logramos culminarlo. Si somos capaces de hacerlo bien, será una maravilla".La nueva orquesta estará formada por 65 músicos, frente a los 44 de la hasta ahora existente, aunque en un primer momento se comenzará con 55 componentes. La pretensión de las autoridades culturales asturianas es que el nuevo conjunto instrumental comparezca ante el público el año próximo, coincidiendo con el Día de Asturias, el 8 de septiembre. Para afrontar la nueva etapa se ha aprobado un presupuesto de 300 millones de pesetas, superior en 100 millones a la dotación económica con que contaba la sinfónica hasta ahora existente.

El consejero de Cultura es crudo en su argumentación: "El problema que tenemos planteado en Asturias es común a otras orquestas del país: el nivel de exigencia del público ha aumentado espectacularmente en los últimos años, y la música ha dejado de ser un adorno de cierta burguesía y ha pasado a formar parte de la cultura básica de la población. Por tanto, la demanda de calidad ha subido de forma notable, y esto en Oviedo es aún más apreciable porque aquí existe una formación y una tradición musicales importantes. Hoy, una interpretación que no sea de altura es pateada por el público. Ya no se tolera una orquesta modesta. Se exige un nivel alto y, en caso contrario, el público prefiere escuchar en casa, en compact disc, la Filarmónica de Berlín. Por tanto, hay que elevar necesariamente el nivel".

Problemas burocráticos

Para el consejero socialista, este problema "aqueja por igual a otras orquestas, pero no todas han tenido el coraje de afrontarlo, aunque saben que tendrán que hacerlo. Algunas, como la de Tenerife, lo ha hecho y el resultado ha sido magnífico. Nosotros empezamos al mismo tiempo que ellos, pero por problemas burocráticos hemos ido mucho más lentos".Para dotar de músicos a la futura orquesta asturiana la Consejería ha convocado oposiciones, a las que pueden presentarse los miembros de la hasta ahora Sinfónica de Asturias. Sólo aquellos que superen las pruebas podrán incorporarse a la nueva agrupación. También podrán presentarse a los exámenes cualesquiera otros músicos españoles. Las plazas que queden vacantes se dotarán con músicos extranjeros, con cuyo fin los responsables de la futura orquesta organizarán audiciones en las principales capitales musicales de Europa y América.

Aunque el Gobierno regional ha garantizado el respeto de los derechos laborales y profesionales de todos los miembros de la orquesta ahora disuelta, el sindicato UGT ha realizado duras acusaciones contra la Administración regional, a la que atribuye "haber utilizado el rodillo del poder", según la secretaria regional de la Federación de Comunicación, Espectáculos y Oficios Varios de dicho sindicato, Mari Sol Lillo, quien ha tratado de negociar un acuerdo global para la totalidad de los músicos. Lillo ha denunciado la existencia de presiones, que la Administración desmiente.