Pánico en los mercados

Las condiciones de la vida cotidiana se vuelven en Polonia cada vez más denigrantes. Una joven madre confesaba ayer que tenía miedo a ponerse en una cola de más de 10 personas en el mercado, ante la agresividad de la gente.Ayer por la mañana faltaba pan en Varsovia, Wroclaw y Szczecin. El azúcar está racionado en muchas tiendas y no se venden más de dos kilos de este producto. En los últimos días resulta especialmente difícil comprar queso y otros productos lácteos, que siempre remediaban un poco la situación de las familias pobres, que no podían comprar la carne, que, por otro lado, tampoco a...

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Las condiciones de la vida cotidiana se vuelven en Polonia cada vez más denigrantes. Una joven madre confesaba ayer que tenía miedo a ponerse en una cola de más de 10 personas en el mercado, ante la agresividad de la gente.Ayer por la mañana faltaba pan en Varsovia, Wroclaw y Szczecin. El azúcar está racionado en muchas tiendas y no se venden más de dos kilos de este producto. En los últimos días resulta especialmente difícil comprar queso y otros productos lácteos, que siempre remediaban un poco la situación de las familias pobres, que no podían comprar la carne, que, por otro lado, tampoco abunda en las tiendas.

Los precios van creciendo a una velocidad vertiginosa, pero las subidas no son capaces de equilibrar la demanda, que supera con creces la del año pasado a causa del pánico. El precio del requesón se incrementó, durante los pasados diez días, de 150 a 1.200 zlotys (moneda local).

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La gente está desesperada y proliferan las huelgas, que Solidaridad intenta controlar, sin lograrlo siempre. Muchos polacos creen que alguien está deliberadamente bloqueando el abastecimiento de las grandes ciudades. Por otro lado, en Varsovia se oyen con frecuencia comentarios muy agresivos contra los campesinos, a quienes se acusa de especular con los alimentos.

Hay una cosa que parece ser cierta. Si hace cuatro meses no hubieran empezado en Polonia los cambios democráticos, el país no habría soportado ni dos días la prueba de paciencia a la que le está sometiendo el Gobierno comunista en los últimos dos meses.

El anterior Gabinete, presidido por Mieczyslaw Rakowsk¡, congeló los precios en julio y anunció subidas para agosto, después de lo cual liberalizó, teóricamente, el mercado alimenticio, sin haber desmantelado las viejas y anquilosadas estructuras del monopolio del Estado en este sector.

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