Ovación de gala en la iglesia de San Roque
Escenas insólitas en la reciente historia paraguaya se vivieron la noche del domingo en la iglesia de San Roque, en Asunción: vítores y ovaciones al nuevo presidente, Andrés Rodríguez, a los militares, a los dirigentes de la oposición y al arzobispo de la capital y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Ismael Rolón.Con motivo de la entrega de la iglesia a su nuevo párroco, se celebró una misa en recuerdo de los muertos del golpe militar contra Stroessner. Según el nuevo canciller, Luis Argaña, hubo 17 muertos y 30 heridos entre las fuerzas combatientes. En respuesta a la Prensa, Ro...
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Escenas insólitas en la reciente historia paraguaya se vivieron la noche del domingo en la iglesia de San Roque, en Asunción: vítores y ovaciones al nuevo presidente, Andrés Rodríguez, a los militares, a los dirigentes de la oposición y al arzobispo de la capital y presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Ismael Rolón.Con motivo de la entrega de la iglesia a su nuevo párroco, se celebró una misa en recuerdo de los muertos del golpe militar contra Stroessner. Según el nuevo canciller, Luis Argaña, hubo 17 muertos y 30 heridos entre las fuerzas combatientes. En respuesta a la Prensa, Rodríguez declaró que las bajas, entre muertos y heridos, no llegaron a 50.
La misa de San Roque congregó a las fuerzas sociales con más peso en la sociedad paraguaya actual: fuerzas armadas, Iglesia y oposición. Hubo aplausos y vítores para todos. En una escena insólita en tiempos de Stroessner, por su enfrentamiento con la Iglesia, Rodríguez recibió la comunión de manos de Rolón. También comulgaron algunos miembros de la oposición extraparlamentaría e ilegal.
En su homilía, Rolón recordó a los muertos del reciente golpe. 'He estado en los hospitales", dijo, "y he visto a esos muchachitos vestidos de soldado tiralos en el suelo. Me pareció escuchar una pregunta: ¿por qué'? ) otra pregunta: ¿para qué'?". Añadió el arzobispo: "Nosotros vamos a rezar. Para que esta sangre generosa y heroica derramada sirva realmente para la construcción de un nuevo Paraguay".
Esto ocurría en Asunción sólo cuatro horas después de que el dictador abandonase el país hacia el exilio. Stroessner se fue acompañado de su hijo, el coronel de aviación Gustavo Stroessner, y su esposa, su ex canciller Elpidio Acevedo, y sólo seis guardaespaldas, aunque las autoridades brasileñas habían autorizado 12.
Una persona que le acompañó hasta el último minuto explicó que Stroessner estaba "serio, lúcido y con gesto grave. Se mostraba consciente del momento, pero sin expresar amargura".
Cuando Stroessner salió de la sala de personalidades hacia el avión que le llevaba al exilio, los parientes que quedaron en Paraguay lloraron, pero el anciano dictador no lloró.