Crítica:FESTIVAL DE CINE DE VALLADOLID

Tomás Gutiérrez Alea, la conciencia del cine latinoamericano

El director cubano presentó su capítulo de la serie 'Amores dificiles'

ÁNGEL LUIS INURRIA, Tomás Gutiérrez Alea, el más importante cineasta cubano (Las doce sillas, La muerte de un burócrata, La última cena, Memorias del subdesarrollo y Los sobrevivientes) y para quien Buñuel es un director modélico, ha visitado el festival de Valladolid con motivo de su participación en la serie Amores difíciles, un proyecto televisivo basado en las ideas argumentales de Gabriel García Márquez. Gutiérrez Alea ha dirigido el episodio 'Cartas del parque', basado en una página de El amor en los tiempos del cólera, que puede considerarse como el más acertado de esta serie que mañan...

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ÁNGEL LUIS INURRIA, Tomás Gutiérrez Alea, el más importante cineasta cubano (Las doce sillas, La muerte de un burócrata, La última cena, Memorias del subdesarrollo y Los sobrevivientes) y para quien Buñuel es un director modélico, ha visitado el festival de Valladolid con motivo de su participación en la serie Amores difíciles, un proyecto televisivo basado en las ideas argumentales de Gabriel García Márquez. Gutiérrez Alea ha dirigido el episodio 'Cartas del parque', basado en una página de El amor en los tiempos del cólera, que puede considerarse como el más acertado de esta serie que mañana comienza a emitir Televisión Española.

Desde sus inicios como amateur, Gutiérrez Alea, de 59 años, ha recorrido un largo y fructífero camino, que le llevó desde el aprendizaje en el Centro Sperimentale de Roma (donde conoció la última etapa neorrealista) a ser pieza fundamental en la creación del Instituto Cubano del Arte y de la Industria Cinematográfica (ICAIC). Su presencia en Amores difíciles ha vuelto a demostrar una vez más el poder de su autoridad."Ésta es una historia tan sencilla, que sus protagonistas se llaman Pedro, Juan y María". Así comienza Cartas del parque, un ejercicio de equilibrio poético inspirado en una página de El amor en los tiempos del cólera.

"En realidad no tiene mucho que ver con la novela", afirma el director cubano, "pues está tratada como una película autónoma aunque inspirada en el episodio del escribano que está enamorado de una mujer y no puede expresar su amor públicamente... En cuanto al equilibrio poético, se logra sin ridiculizar la cursilería, asumiéndola sonrientemente, con una cierta distancia".

Adaptación

La pasión que demuestra Gutiérrez Alea al hablar de Cartas del parque -que ya se presentó anteriormente en el Festival de San Sebastián- y del autor de Cien años de soledad hace pensar que prodría interesarle adaptar esta novela al cine. "Todo lo que está dentro de la órbita de Cien años de soledad me parece imposible de llevar al cine. Sin embargo, cuando leí la Crónica de una muerte anunciada vi inmediatamente un guión. Luego supe que Ruy Guerra se lo vendió a Rossi. Entonces pensé: 'Bueno, como Rossi es siciliano y está marcado por esa cultura lo podrá hacer'. Después he oído decir que estaba lastrada por los problemas de la gran producción; En mi criterio, creo que era una historia para narrarla con tono realista, haciendo hincapié en el absurdo de una mentalidad propia de una cultura".

Hablar de adaptaciones literarias con Titón y no citar a su compatriota Alejo Carpentier hubiera sido imperdonable, y mucho más después de saber la devoción que siente por Los pasos perdidos, una golosina para un proyecto cinematográfico que le trae de cabeza. "Creo", dice Gutiérrez Alea, "que ahora se está filmando El concierto barroco en Cuba, en una adaptación muy libre de Paul Deluc. Los brasileños me parece que iban a hacer El acoso. Yo quería hacer Los pasos perdidos porque me parece extraordinaria. Para mí fue una obsesión durante mucho tiempo, pero Carpentier había vendido los derechos a Tyrone Power; después murió y no sé qué pasó. El caso es que lo tenían los americanos. No sé qué negocio hicieron con la viuda, pero se quedó un americano con los derechos. Al parecer, ese americano imponía la condición de que lo realizara Carlos Diegues, y creo que Carlos lo iba a hacer. Es una lástima, porque a mí me hubiera encantado".

Un episodio que recuerda con satisfacción Tomás Gutiérrez Alea es la creación, en 1959, del Instituto de Cine Cubano, tres meses después del triunfo de la revolución. "En ese momento en Cuba había un cine prácticamente sólo de noticiarios" confiesa Alea, "algunos cineastas intentaban hacer películas comerciales, que nunca llegaban a consolidarse como negocio; después había un grupo de gente joven, en el cual me encontraba yo, que intentábamos dar un valor al cine y aprovechar todo lo que se puede hacer en dicho medio utilizando todo tipo de expresión artística y recogiendo todas las inquietudes. Queríamos rescatar una serie de valores que la sociedad corrompida había hecho desaparecer. Nosotros creamos el Instituto de Cine".

Trabajo en equipo

El realizador cubano gusta siempre de resaltar el trabajo en equipo y el resultado del producto como fruto de un trabajo común. En Cartas del parque, no deja de alabar al guionista y al joven compositor Gonzalo Rubalcaba, de cuya contribución en la banda sonora está orgullosísimo.

Cuando se le pregunta sobre los planteamientos que actualmente rigen en los proyectos artísticos que se realizan en el instituto, contesta con puntual exactitud: "A mi juicio, no existe ningún planteamiento previo. El criterio es el más amplio dentro de las circunstancias que nosotros vivimos. Estamos en una época de transición y siempre amenazados por la proximidad de un enemigo muy poderoso que nos tiene bloqueados desde hace 30 años y que quiere aplastarnos. Ésa es una circunstancia que no podemos eludir. Dentro de eso no se nos ha ocurrido desarrollar una línea estéticamente estrecha que nos haga supeditar el proyecto cultural a otra necesidad. La prueba la tenemos en esta película que nada tiene que ver con la política". .

Alea acaba regresando a su querido cine latinoamericano y expresa su convencimiento. de que que Amores difíciles es, sin duda, representativa de dicha cinematografía en la medida en que es auténtica. "Y en cuanto a mi película", añade, "se aparta bastante de mi línea habitual de reflexión sobre la realidad. En Cartas del parque he hecho una reflexión sobre el amor, algo nuevo para mí, pero también algo que siento muy mío, una película que quería hacer desde hace tiempo".

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