El ramo de rosas de la guerrilla

El más optimista de los delegados llegados a la capilla que sirve de sede al diálogo nacional colombiano fue, paradójicamente, el delegado del M-19, Ramiro Lucio. Entró en el recinto de la cumbre con un ramo de rosas en las manos y dijo: "Hoy nace una nueva paz en Colombia". Llevaba un mensaje del líder del M-19, Carlos Pizarro, quien sigue en las montañas luchando contra el Ejército. Su optimismo no permitió superar el balde de agua fría lanzado por el Gobierno al anunciar que no participaría en la reunión.¿Ganó o perdió el Gobierno con su actitud de marginarse del gran diálogo de ayer...

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El más optimista de los delegados llegados a la capilla que sirve de sede al diálogo nacional colombiano fue, paradójicamente, el delegado del M-19, Ramiro Lucio. Entró en el recinto de la cumbre con un ramo de rosas en las manos y dijo: "Hoy nace una nueva paz en Colombia". Llevaba un mensaje del líder del M-19, Carlos Pizarro, quien sigue en las montañas luchando contra el Ejército. Su optimismo no permitió superar el balde de agua fría lanzado por el Gobierno al anunciar que no participaría en la reunión.¿Ganó o perdió el Gobierno con su actitud de marginarse del gran diálogo de ayer? Existen dos opiniones. Sus opositores -los social conservadores y la izquierdista Unión Patriótica (UP)- afirman que dejó pasar una oportunidad histórica y debe pagar las consecuencias. "El único que se automargina de este proceso es el Gobierno, cediendo a presiones de ciertos generales que pretenden llevar al país a la generalización de la confrontación armada", afirmó el presidente de la UP, Bernardo Jaramillo Osa.

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Otros, sin embargo, creen que el Ejecutivo salló fortalecido. No permitió que se sentara el precedente de que para negociar es necesario el chantaje del secuestro. Además, dicen quienes apoyan su actitud, el Gobierno retomó las riendas del diálogo, que por unas semanas mantuvieron el Partido Conservador y, uno de los mas pequerios grupos guerrilleros: el M-19.

Falta por verse si los partidos políticos demuestran su voluntad de convertir las propuestas que se escucharon ayer en proyectos de ley y si el Gobierno, que no ha cesado de mostrar su pesimismo, los acoge.

Por ahora muchos prefieren asirse a lo dicho por Darío Castrillón, el presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM), al instalar la cumbre: "En un día no cambia la historia dolorosa de un país". Pero la paz no admite demoras: ayer fueron asesinados otros dos líderes sindicales en Barrancabermeja, el principal puerto petrolero del país.

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