Una estética del entendimiento

Hans Robert Jauss cree que la función de la literatura es ayudar a los hombres a comprenderse mejor

Hans Robert Jauss, profesor en la universidad de Constanza (República Federal de Alemania), se define como un hombre de la generación que vio la II Guerra Mundial y que, tras ella, se comprometió con la reforma de la Universidad germana. Estudió filología en Heidelberg y es autor de varias obras, algunas traducidas a una veintena de idiomas. Experiencia estética y hermenéutica literaria (Taurus) es su ultimo libro en España. Jauss, que ayer impartió una conferencia en la universidad de Barcelona, afirma que la función de la literatura es ayudar a los hombres a entenderse mejor.

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Hans Robert Jauss, profesor en la universidad de Constanza (República Federal de Alemania), se define como un hombre de la generación que vio la II Guerra Mundial y que, tras ella, se comprometió con la reforma de la Universidad germana. Estudió filología en Heidelberg y es autor de varias obras, algunas traducidas a una veintena de idiomas. Experiencia estética y hermenéutica literaria (Taurus) es su ultimo libro en España. Jauss, que ayer impartió una conferencia en la universidad de Barcelona, afirma que la función de la literatura es ayudar a los hombres a entenderse mejor.

Dedicó su primer estudio a Proust: "Mi primer libro trataba de las nociones de tiempo y de memoria en A la búsqueda del tiempo perdido", afirma. Y añade: "El problema de la memoria era entonces algo existencial para un joven que había sido obligado a sobrevivir tras la guerra". A Proust y a la memoria le ha dedicado abundantes páginas. En Experiencia estética... plantea cómo buena parte de la teoría del arte occidental se ha construido a partir de la concepción estética de Platón, en la que el recordar juega un papel central, y cómo se produce, en Proust especialmente, un cambio de perspectiva. "Parte de mi trabajo ha sido mostrar el diferente papel que cumple la memoria en Proust y en Platón. De hecho, son casi lo contrario. En Proust, la memoria está, diríamos, en oposición a la anámnesis platónica. Y, en cierta medida, la teoría de la literatura a partir del siglo XIX, se halla inmersa en una corriente que va contra el platonismo".Después, Jauss realizó una tesis sobre la Canción de Roland, como mostrando la amplitud de intereses que abarcan la totalidad de la historia del arte en general y de la literatura en particular, incluido el presente. "En lo que hace a la posmoder nidad", explica, "al principio yo era bastante escéptico, pero, poco a poco, he tenido que aceptar que hay algo serio en la pretensión de las jóvenes van guardias de terminar con el espíritu demasiado formalista y abstracto de la modernidad en su última fase. Desde una pers pectiva política, los grupos pos modernos son conservadores, mientras que en la posmodernidad estética hay una corriente verdaderamente emancipatoria. Soy consciente de que estamos delante de una época de transición, que no puede ser articulada con una conciencia plena de la novedad. Los inicios son heterogéneos, pero si tomamos los del romanticismo veremos que también lo eran y que nadie creía estar ante una nueva era, porque una época es una unidad que sólo se percibe retrospectivamente. Hay que tomarse muy en serio estos inicios de una nueva conciencia estética en la que hay autores, especialmente en novela, que nos muestran claramente la distanacia respecto a la modernidad clásica, por ejemplo, Borges, Calvino y otros".

Estos nuevos tiempos se distinguen por "una nueva relación entre la literatura de consumo, por una parte, y una exigencia de reflexión estética, por la otra; entre una cultura popular yuna cultura de elite. Se trata de una nueva conciencia que afecta no sólo a los especialistas sino también al público en sentido amplio".

El gran moderno

Para Jauss, es sorprendente la reivindicación heideggeriana de los teóricos de la posmodernidad: "Yo empecé mis estudios bajo la admiración de Heidegger, como tantos otros profesores alemanes. Mi generación se fijó especialmente en el Heidegger de Ser y tiempo, que era el gran moderno. Sin embargo, no comprendirnos bien e incluso rechazamos el Heidegger que desarrolló su posición metafisica en obras posteriores. Ese Heidegger que nosotros rechazamos ha sido acogido vivamente en Estados Unidos. Toda esta tendencia,en la línea de blietzsche, de refutar la metafisica, de refutar el sujeto, de refutar la conciencia, ha tenido luego gran éxito. Sin embargo, no creo que para apoyar las filosofías de las vanguardias posmodernas se pueda tomar pie en Heidegger. Para mí Heidegger es uno de los críticos de la modernidad pero no puede legitimar los inicios de la revuelta posmodernista".Lo que sí cree detestar es una constante reivindicación del sujeto: "El otro día, en un coloquio en Francia, alguien pretendía mostrar el paralelismo entre la contestación estudiantil de 1968 y los filósofos vanguardistas de la época, Foucault, Derrida, Lacan, etcétera. Y decía que todos ellos tenían en común la destrucción del sujeto. Pero yo creo que los estudiantes no estaban en modo alguno interesados en la destrucción del sujeto sino en la reivindicación de lo individual y si tomamos autores como Calvino, vemos que allí se encuentra esa frase extraordinaria: la pérdida del sujeto no sería una verdadera catástrofe, la verdadera catástrofe sería no la pérdida del yo sino del tú. La nueva comunicación intenta recuperar el sujeto perdido no a través del yo sino del tú, del otro. De hecho, en el libro de Calvino Si una noche de invierno un viajero... encontramos una nueva teoría que no había sido aún expuesta por los teóricos y la aplicación de esa teoría, posterior a la pérdida del sujeto".

Respecto al futuro, afirma: "Soy un hombre de las luces y para mí el futuro tiene que ver con el proyecto inacabado de la Ilustación, tal como dice mi amigo Habermas. La modernidad es un proyecto inacabado".

Buena parte de su trabajo se ha centrado en la elaboración de una teoría de la recepción literaria que él equipara a una "democratización de la teoría", en la medida en que integra la función del lector. "Mi interés por los problemas de la comunicación literaria", dice, "se sitúa por encima de las ideologías actualmente en combate, yo espero que la teoría de la experiencia estética, una experiencia más allá del poder, porque no se puede obligar a nadie a admirar algo, sea una fuerza subrepticia que permita ayudar a todo el mundo a superar el desgaste de la modernidad, de la tecnicidad, de la concepción de la amenaza atómica, y ayude a los hombre a aquello que la literatura siempre ha intentado, a que se comprendan mejor".

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