La primera exposición antológica de Oteiza revela su íntima relación con las vanguardias europeas

La exposición Jorge Oteiza, propósito experimental inaugurada ayer en la Fundación Caja de Pensiones (Serrano, 60), en Madrid, está llamada a ser una referencia obligada para todos aquellos que quieran comprender no sólo la evolución de la escultura vasca en nuestro siglo, sino su íntima -y a veces precursora- relación con las vanguardias europeas. Se trata de la primera exposición antológica que se hace de la obra de este artista, e incluye 120 obras, muchas de ellas expuestas por primera vez. La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de marzo.

La exposición que presenta la Fundaci...

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La exposición Jorge Oteiza, propósito experimental inaugurada ayer en la Fundación Caja de Pensiones (Serrano, 60), en Madrid, está llamada a ser una referencia obligada para todos aquellos que quieran comprender no sólo la evolución de la escultura vasca en nuestro siglo, sino su íntima -y a veces precursora- relación con las vanguardias europeas. Se trata de la primera exposición antológica que se hace de la obra de este artista, e incluye 120 obras, muchas de ellas expuestas por primera vez. La exposición permanecerá abierta hasta el 20 de marzo.

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La exposición que presenta la Fundación Caja di Pensiones está organizada de modo inverso al cronológico. El joven escultor vasco Txomin Badiola, comisario de esta antológica, afirmó que esta distribución obedece al deseo de aportar los datos necesarios para la comprensión del eje central de la obra de Oteiza, su Proyecto experimental. "Oteiza ha sido un mito durante mucho tiempo", dijo Badiola. "Su figura estaba rodeada de sombras que oscurecieron facetas fundamentales para entender su obra. Esta exposición pretende aportar los datos para comprenderlo y comprendr su actitud cuando en el momento más rentable de su carrera decidió abandonarla".Esta primera muestra antológica que se hace del escultor vasco inicia su recorrido por las Obras de conclusión. Jorge Oteiza escribe para presentar la exposición: "Mi conclusión en 1958 fue con un espacio vacío puramente receptivo que me dejó sin escultura en las manos. Unos años después esto sucedía visiblemente a muchos artistas; el arte contemporáneo experimentalmente concluía".

Según Oteiza, uno de los rasgos distintivos del pueblo vasco y de los artistas vascos es su sensibilidad hacia los espacios vacíos. "Nuestra lengua tiene una palabra específica para designarlos, hutsezki, que significa marco del espacio vacío", dijo. Por eso, la ruta de su experimento, y también la de la exposición, siguen en este camino inverso hacia la Desocupación de la esfera; Desocupación del cubo, poliedros vacíos, y Desocupación del cilindro, relieves, módulos de luz. Las primeras obras de Oteiza se yerguen al final del viaje como modernos monolitos. Estas piezas de los años treinta, entre las que hay verdaderas primicias, son conclusión e inicio de un viaje sorprendente.

Para entrar a la sala del Laboratorio experimental hay que estar preparado. En una amplia vitrina se agrupan cientos de minúsculas esculturas de alambre, tiza, madera y otros materiales poco reconocibles. Cada una de ellas tiene el germen monumental, cada una de estas pequeñas piezas son el uno y el todo. Este laboratorio de alquimista ha jugado con la piedra filosofal durante décadas. "Pienso que la ayuda que pueden dar al artista las instituciones no debería ir a su obra, ni centrarse en hacer exposiciones. La ayuda debería ir destinada a facilitar su investigación, su información, sus laboratorios", afirmó Oteiza.

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