Chillida, mordido por el ácido

Eduardo Chillida expone estos días en San Sebastián una decena de grabados de gran formato -siete de ellos pertenecientes a la serie Euzkadi, mordidos por el ácido como antesala de la exposición que se celebrará en la galería Cellini de Madrid el próximo mes de enero, en la que se mostrará buena parte de su obra gráfica. Dos de los grabados que se presentan en la Galería 16 de San Sebastián han sido realizados a lo largo del presente año, en un momento en que el escultor parece especialmente predispuesto a volcarse en el arte gráfico y ha resuelto las dificultades técnicas que le han impedido ...

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Eduardo Chillida expone estos días en San Sebastián una decena de grabados de gran formato -siete de ellos pertenecientes a la serie Euzkadi, mordidos por el ácido como antesala de la exposición que se celebrará en la galería Cellini de Madrid el próximo mes de enero, en la que se mostrará buena parte de su obra gráfica. Dos de los grabados que se presentan en la Galería 16 de San Sebastián han sido realizados a lo largo del presente año, en un momento en que el escultor parece especialmente predispuesto a volcarse en el arte gráfico y ha resuelto las dificultades técnicas que le han impedido trabajar el gran formato a lo largo de la presente década.

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Chillida dispone por fin en su taller de San Sebastián del tórculo y del resto de los medios técnicos: los filtros, los secantes y otros, imprescindibles para la estampación de los grandes formatos de 120 X 160 y tan difíciles de encontrar en España. Cabe, pues, esperar que el artista donostiarra desarrolle ahora aquella luminosa producción de grabados de gran formato de la década de los setenta. Precisamente, cuatro de las obras presentadas en San Sebastián pertenecen a la serie Euzkadi, creada en la segunda mitad de esa década y compuesta por siete grandes grabados que aparecen mordidos por el ácido. El artista vasco ha explicado que la presencia del ácido en la serie Euzkadi responde al propósito de representar los problemas y dificultades que vivía la sociedad vasca en estos años y la fuerza que caracteriza al pueblo vasco como tal.Los grabados recopilados por Gonzalo Sánchez, director de la Galería 16, son en su totalidad aguafuertes, la técnica preferida de Eduardo Chillida, producidos en los talleres Saint Paul, Morsang, Maeglit y Hatz. En este último, su propio taller de San Sebastián, el grabador y escultor donostiarra ha producido este año la obra Hommage à Aime Maeght, la esposa de su amigo y el primero de la serie de grabados Aizatu. Ambas obras han sido cedidas por el propio Chillida para esta exposición, que permanecerá abierta hasta el próximo 16 de enero.

Chillida ha creado a lo largo de su vida 400 grabados, la mayoría de los cuales están catalogados y se encuentran en el extranjero, donde su obra gráfica es también muy conocida. Un experto en esta obra del artista vasco, el suizo Reinhold Hohl, ha escrito que el éxito de un escultor como Eduardo Chillida es, quizá, mayor aun en el terreno gráfico. Hohl cree que el éxito de Chillida en su obra gráfica es debido al descubrimiento de un ideograma -evocador de las tablillas suméricas, jeroglíficos o caracteres chinos- que sirve concepciones muy variadas dé la realidad y la espacialidad sin representarlas a través de la ilusión.

De grabados a pegatinas

La producción gráfica del artista vasco está recopilada en el catálogo realizado por Galerías Iolas-Velasco, de Madrid, y las galas Municipales de Cultura de Durango, y en él se recogen los 202 grabados y los 12 libros ilustrados realizados desde 1959 hasta finales de 1976. Esta recopilación se completa con el catálogo editado en la primavera del año pasado por el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que reúne los 101 grabados, los tres libros ilustrados creados en el período comprendido entre 1977 a 1985 y toda la obra realizada como diseñador gráfico por Eduardo Chillida: posters, portadas de publicaciones, emblemas, anagrafías, insignias y pegatinas.El primer grabado catalogado de Eduardo Chillida está fechado en 1959 y se titula Glissement de limites; fue estampado en el taller Maeght, de Levallois. Desde entonces ha realizado unos 400 grabados, utilizando la punta seca, la xilografía (plancha de madera), la lítografía y la serigrafía, y preferentemente el aguafuerte.

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