Tres muertos en una discusión sobre Gardel 52 años después de su desaparición

Tres muertos y seis heridos fue el saldo de una batalla campal entre colombianos partidarios y detractores de Carlos Gardel, en la ciudiad de Medellín. La disputa se desató a las dos de la madrugada del pasado sábado en el Zorzal Criollo de MedeBín, cuando miles, de personas celebraron el 522 aniversario de la muerte del ídolo argentino, fallecido en 1935 en un choque de aviones en el aeropuerto de esta ciudad colombiana.

Según un oficial de la policía metropolitana de Medellín, la riña gardeliana fue "una revoltura de trago y tango". Un testigo relató que en medio del carnaval de licor...

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Tres muertos y seis heridos fue el saldo de una batalla campal entre colombianos partidarios y detractores de Carlos Gardel, en la ciudiad de Medellín. La disputa se desató a las dos de la madrugada del pasado sábado en el Zorzal Criollo de MedeBín, cuando miles, de personas celebraron el 522 aniversario de la muerte del ídolo argentino, fallecido en 1935 en un choque de aviones en el aeropuerto de esta ciudad colombiana.

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Según un oficial de la policía metropolitana de Medellín, la riña gardeliana fue "una revoltura de trago y tango". Un testigo relató que en medio del carnaval de licor, cantos y bailes, de pronto se alzaron voces de quienes aseguraban que Carlos Gardel era el mejor cantante de tangos del mundo y de quienes negaban rotundamente que así fuera.No parecía esta escena ajena a Carlos Gardel, quien gestó su canto en los mundos de violencia callejera de Buenos Aires de principios de siglo, universos de muerte, tangos y puñales.

Tras las palabras, de subido tono, que empezaron a proferir los contrincantes, salieron a re-lucir revólveres, navajas y machetes -como si el tango hubiese cobrado vida- y los compases gardelianos fueron opacados por detonaciones y gritos de dolor.

La barra de amigos se deshizo en cadáveres y sobre la acera quedaron desperdigados los restos de John Jairo Peña Echeverry, de 20 años, con un balazo en el corazón y otro en la cabeza; los de su hermano Fabio, de 18, que terminó con heridas de bala y arma blanca, y los del obrero Alonso Valencia Blandón, de 22, que murió por impacto de bala en el cráneo y heridas causadas por un objeto punzocortante en el abdomen.

Más tarde, y mientras la policía levantaba los restos de los tangueros hasta la muerte y en,viaba los seis heridos a un policlínico, un solitario altavoz hacía oír aún la nostálgica canción: "Adiós, muchachos, compaffieros de mi vida, barra querida...".

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