Multitudinaria manifestación de mujeres contra el régimen

Miles de mujeres tomadas de las manos danzaron en rondas en la noche del martes, interrumpiendo el tránsito en numerosos lugares del centro de Santiago. En medio del ulular de las sirenas de los vehículos policiales y del estampido de las bombas de gases lacrimógenos que les arrojaban, se podía escuchar en la noche su consigna: "Por la democracia y la vida, lucharemos unidas". Fue la característica que tuvo en Santiago la manifestación convocada por organizaciones femeninas de todos los signos políticos para conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora. Los actos terminaron con un centenar de...

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Miles de mujeres tomadas de las manos danzaron en rondas en la noche del martes, interrumpiendo el tránsito en numerosos lugares del centro de Santiago. En medio del ulular de las sirenas de los vehículos policiales y del estampido de las bombas de gases lacrimógenos que les arrojaban, se podía escuchar en la noche su consigna: "Por la democracia y la vida, lucharemos unidas". Fue la característica que tuvo en Santiago la manifestación convocada por organizaciones femeninas de todos los signos políticos para conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora. Los actos terminaron con un centenar de detenidos, cuatro lesionados y ocho personas con principio de asfixia, debido a la potencia de las bombas lacrimógenas.No más de un centenar de mujeres alcanzó a llegar a las cercanías del clausurado Congreso Nacional, donde se iba a realizar la marcha. Alcanzaron a desplegar una pancarta que decía: "Por nosotras, por nuestros hijos, por la democracia", antes de ser disueltas por la policía antidisturbios.

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Pero las mujeres, con años de experiencia en protestas contra la dictadura, se dispersaron y volvieron a reunirse por grupos en las esquinas de las calles céntricas. Mientras las carreras y persecuciones se generalizaban, una dirigente se subió al techo de un coche y leyó una estrofa de la poetisa argentina María Elena Walsh, que sirvió de convocatoria a la marcha: "Tantas veces me mataron / tantas veces me morí / sin embargo, estoy aquí / resucitando...".

La policía actuó con la energía que ya es habitual en Chile. Mientras los carros que lanzaban agua despejaban las calles, los policías lanzaban bombas de gas lacrimógeno por decenas, haciendo irrespirable el aire en algunas calles, lo que obligó al comercio a cerrar sus puertas. Una de estas bombas arrojada por la policía entró en un piso particular de un edificio céntrico y provocó un incendio que sólo pudo ser controlado una hora después por los bomberos. Los incidentes, en los que participaron también numerosos hombres que se sumaron a la manifestación, se prolongaron hasta avanzada la noche.

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