Tribuna:ALTERNATIVA EN PARAGUAY / 1

La transición a la democracia única

En Paraguay, a juicio del autor del artículo, son varias las fuerzas que empujan hacia la necesidad de una etapa transitoria en la que la democracia sería el fin anhelado, y todas ellas tienen un objetivo común: sustituir al general Alfredo Stroessner por una figura política que posibilite el tránsito pacífico hacia un sistema democrático y permita la libre participación de todos los sectores sociales y partidos políticos en la constitución de un nuevo marco político constitucional para conseguir la reconciliación nacional por medio de una amnistía que en ningún caso pueda quedar limitada a la...

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En Paraguay, a juicio del autor del artículo, son varias las fuerzas que empujan hacia la necesidad de una etapa transitoria en la que la democracia sería el fin anhelado, y todas ellas tienen un objetivo común: sustituir al general Alfredo Stroessner por una figura política que posibilite el tránsito pacífico hacia un sistema democrático y permita la libre participación de todos los sectores sociales y partidos políticos en la constitución de un nuevo marco político constitucional para conseguir la reconciliación nacional por medio de una amnistía que en ningún caso pueda quedar limitada a la liberación de los presos políticos.

En Paraguay se está viviendo actualmente un proceso acelerado de reivindicaciones políticas y sociales impulsado por diversos sectores que reclaman la transformación de las estructuras del régimen dictatorial.El semanario El Pueblo -órgano oficial del Partido Revolucionario Febrerista- publicaba el pasado día 7 de mayo, en su columna de comentario internacional, un artículo titulado 'En el Paraguay se espera que surja un Adolfo Suárez'.

La fuerza que ha cobrado en estos últimos tiempos la idea de una necesaria transición hacia la democracia no se debe exclusivamente, como algunos cometaristas han señalado, a los designios de los estrategas norteamericanos del Departamento de Estado.

La Iglesia paraguaya ha iniciado la búsqueda de un diálogo nacional que haga posible la participación de todos los ciudadanos en la construcción del bien común. Todos los miembros de la conferencia episcopal paraguaya firmaron un mensaje al pueblo paraguayo que se hizo público recientemente, aunque lleva fecha de 20 de abril de 1986.

Los obispos son conscientes de la situación del país, y alertan sobre la desunión que observan en la sociedad nacional. Estiman que la vida pública y las relaciones sociales se desarrollan en un ambiente de "frágil convivencia". El llamamiento al diálogo nacional no se limita a los partidos políticos, se extiende a todos los sectores que forman la comunidad.

El papel de la Iglesia

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El 15 de mayo, día en que se conmemora la independencia nacional, el arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, ofició en la catedral una misa, en el curso de la cual pronunció una homilía en presencia del general Stroessner. Algunos de sus pasajes adquieren un tono crítico, aunque velado, a la política oficial. Afirmó el arzobispo que "la palabra y la verdad deben referirse siempre a la realidad. La palabra destruye cuando niega o disfraza la realidad". Aludió a la existencia de un pueblo heterogéneo y plural en su cultura y sus aspiraciones. El matiz político se hace directo al final del mensaje: '"La convivencia pacífica de los hombres se apoya y afirma en la credibilidad de las personas e instituciones".

En un documento hecho público por los sacerdotes salesianos el día 21 de mayo se vierten imputaciones directas al Gobierno por su acción represiva contra el pueblo. La denuncia del régimen y sus instituciones es terminante. La gravedad de la situación merece duros juicios sobre la realidad política: "Es tiempo de actuar. No basta un silencio respetuoso, que nace muchas veces del miedo y, lo que es peor, se convierte en cómplice de la represión. Nuestro arzobispo, monseñor Rolón, nos da un ejemplo de una postura valiente y evangélica ante los acontecimientos".

Los partidos políticos integrados en el Acuerdo Nacional iniciaron también sus actos conmemorativos de la independencia con una misa en la iglesia de la Encarnación, desde donde se dirigieron a la Casa del Pueblo, sede del Partido Revolucionario Febrerista, para celebrar el acto central de contestación a la ceremonia oficial que intentaba monopolizar la expresión del pueblo paraguayo.

Los derechos sindicales de los profesionales y trabajadores están notablemente recortados. Para su legalización necesitan ser reconocidos por la autoridad administrativa del trabajo.

El oficialismo intenta canalizar toda la actividad sindical a través de la Confederación Paraguaya de Trabajadores (CPT), y para no incurrir en la condena de los organismos internacionales, el Gobierno se ha visto obligado a reconocer algunos movimientos sindicales, como el Movimiento Intersindical de Trabajadores (MIT), pero la mayoría de las agrupaciones de obreros y campesinos carece de reconocimiento legal.

Toda actividad al margen del sindicalismo oficial encierra riesgos y persecuciones para sus dirigentes.

Los gremios profesionales y las asociaciones estudiantiles empiezan a sentir la presión, cada vez más acuciante, de la dictadura, que persigue y detiene a sus dirigentes en cuanto toman alguna postura reivindicativa.

La "sensibilidad" del Gobierno

El caso del hospital de Clínicas revela el grado de sensibilidad del Gobierno ante reivindicaciones estrictamente salariales. La mayoría del personal auxiliar de clínicas percibe cantidades muy inferiores al mínimo oficial. Se nombró una comisión negociadora, que presentó al Ministerio de Hacienda sus demandas.

Después de tan numerosas como infructuosas entrevistas y de recibir todo género de excusas y dilaciones, decidieron celebrar una asamblea conjunta de enfermeras, empleados y médicos, que acordó acompañar a los negociadores en la mañana del día 17 de abril pasado, cuando llevaran, una vez más, sus peticiones al Ministerio de Hacienda. La manifestación fue duramente reprimida por las fuerzas policiales, que la obligaron a reintegrarse al hospital. Cuatro médicos fueron detenidos y acusados de, delito de sedición y posteriormente puestos en libertad por el juez al siguiente día 30.

Las justas y razonables peticiones de los empleados del hospital de Clínicas sólo merecieron del presidente de la República una actitud soberbia y despectiva. Ordenó publicar un edicto por el que se gravan con el 5% todas las cervezas y bebidas gaseosas, hasta alcanzar la suma de 450 millones de guaraníes, con destino a la selección uruguaya de fútbol, exactamente la cifra que los empleados del hospital habían reclamado al Ministerio de Hacienda como mínimo salarial para soportar la situación.

Coincidiendo con el Primero de Mayo, el Movimiento Intersindical de Trabajadores convocó una manifestación en la plaza de Italia, sede de todas las concentraciones oficiales, que no fue autorizada, por lo que decidieron sustituirla por una misa en la iglesia de Cristo Rey.

La respuesta gubernamental es la misma que en ocasiones anteriores, gases, golpes, agua a presión y tres nuevas detenciones: el dirigente campesino Guillermo Corazón Medina, el dirigente estudiantil Alberto Alderete y el doctor Carlos Filizzola, uno de los protagonistas destacados de la lucha del hospital de Clínicas. Esta vez, para evitar que algún juez pudiera ponerlos en libertad sin cargos, se les aplica la normativa del estado de sitio, que permite la detención indefinida por orden del presidente de la República o de cualquier miembro del poder ejecutivo.

Al formular mis serios reparos a la detención incontrolada que proporciona el estado de sitio me contestaron con toda sinceridad y crudeza que era perferible tenerlos detenidos en esas condiciones, pues así podrían negociar su libertad a cambio del levantamiento del encierro por parte de los empleados del hospital. El 6 de junio fueron liberados.

Bandas parapoliciales

El aparato del Estado no se recata en utilizar organizaciones parapoliciales, que en muchos casos están integradas dentro de la estructura política que sustenta al Gobierno. Escuadras de corte típicamente fascista, que reciben el eufemístico nombre de Guardia Urbana, actúan en la calle contra manifestaciones de oposición del régimen. Uno de sus líderes más notorios se distinguió por. su entusiasmo en impartir garrotazos en los claustros de la Universidad Católica para convencer a los disidentes de la mejor calidad de sus doctrinas.

El general Stroessner, con dudoso sentido del humor, calificó a este guardia urbano como el moderador de la Universidad Católica. Haciendo gala de más fina ironía, la corporación de arquitectos ha hecho pública una protesta por la inadecuada denominación de las brigadas de actuación directa, ya que consideran que lo urbano y la urbanidad no se adecuan acertadamente con el comportamiento de tan irascibles ciudadanos. últimamente, la actividad de los garroteros se ha visto peligrosamente incrementada.

José Antonio Martín Pallín es fiscal, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos y miembro del Secretariado Internacional de Juristas por la Amnistía y la Democracia en Paraguay.

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