Noche de cantautores
Luis Pastor tuvo que comenzar su actuación del día 16 en el Palacio de los Deportes enfrentándose con las dificultades de una acústica absolutamente imposible, lo que, unido a un planteamiento equivocado del recital -interpretó casi exclusivamente las nuevas canciones de su último disco, sin puntos de referencia anteriores para el público-, hizo naufragar la actuación. Planteamiento equivocado del recital, que no de la música, que sonó sobre el escenario, por mucho que diera una imagen reduccionista del trabajo vano y complejo del cantante.El grupo tocó con ganas y fuerza, los arreglos eran br...
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Luis Pastor tuvo que comenzar su actuación del día 16 en el Palacio de los Deportes enfrentándose con las dificultades de una acústica absolutamente imposible, lo que, unido a un planteamiento equivocado del recital -interpretó casi exclusivamente las nuevas canciones de su último disco, sin puntos de referencia anteriores para el público-, hizo naufragar la actuación. Planteamiento equivocado del recital, que no de la música, que sonó sobre el escenario, por mucho que diera una imagen reduccionista del trabajo vano y complejo del cantante.El grupo tocó con ganas y fuerza, los arreglos eran brillantes y la búsqueda de una lonoridad propia a partir de las músicas brasálefias y caribeflas, que intenta Luis Pastor en sus últimos trabajos, tan buena como cualquier otra. Pero la reválida que el cantante pretendía pasar quedó aplazada para otro momento.
Luis Pastor, Franco Battiato
Palacio de los Deportes. Madrid, 16 de mayo.
Franco Battiato cuenta en España con pocos pero irreductibles admiradores, que gozaron con fruición lo que pudieron distinguir en el batiburrillo de una acústica con ecos.
El músico italiano ofreció un espectáculo milimétricamente preparado, basado en la electrónica y los sintetizadores, que alcanzó momentos de comunicación directa y vibrante. Deslumbró con melodías inspiradas y un trabajo riguroso que a menudo se deslizó por caminos de un efectismo fácil, aunque impecablemente realizado. Lo novedoso del espectáculo, la presencia en escena de tan sólo dos músicos y el cantante, y la, inteligencia de Franco Battiato en combinar elementos artísticos y comunicativos y crear un ambiente de fascinación colectiva, como un encantador de serpientes, son las claves del éxito de un cantante que tras haber triunfado en toda Europa encontró en Madrid un buen marco para su introducción en España.